Toluca, Edomex. 7 de junio de 2016.- En dos años, el PRI nacional lanzó a cuatro candidatas a igual número de gubernaturas con un resultado contundente. Sólo en uno de los casos ganó la abanderada priísta. En el resto, el priísmo perdió estrepitosamente a pesar del esfuerzo. El balance electoral para las candidatas, más allá de incentivar la equidad de género conlleva al análisis, la reflexión y alcanzar conclusiones de lo ocurrido. El tema podría tener consecuencias inmediatas para la toma de decisiones en el Estado de México.
En Nuevo León, la candidata priísta Ivonne Álvarez sucumbió ante la candidatura independiente de Jaime Rodríguez “El Bronco”, aun cuando el PRI era gobierno y ella arrancó puntera en todas las encuestas. El pasado domingo, Lorena Martínez entregó el poder en Aguascalientes, aun cuando venía de ser titular de la Profeco a nivel nacional. En Puebla, la senadora Blanca Alcalá fue vapuleada en contra del panista Antonio Gali. El único caso de éxito fue Claudia Plavlovich, quien triunfó en la elección por la gubernatura de Sonora.
Cada elección es distinta. Ninguna puede equipararse a la otra. En unos casos se trató de la alternancia del poder. En otros hasta del inédito candidato independiente. Unos más del aparato gubernamental. Ahí también influye el desgaste del poder desde el gobierno federal. Los factores son varios, pero las candidaturas de las mujeres ya forman parte de ese expediente. En el PRI hay una honda preocupación tras el fracaso electoral del pasado fin de semana.
Sin tintes de misoginia, el impulso a la equidad de género ha encendido las alertas para ciertos sectores del priísmo. En el Estado de México, Ana Lilia Herrera y Carolina Monroy del Mazo aspiran a la candidatura a la gubernatura mexiquense, sin embargo, las condiciones parecen haberse complicado para su causa. Desde Los Pinos se analizan las razones de la derrota del pasado domingo, y uno de esos elementos se vincula a las candidaturas femeninas.
La decisión por la elección del Estado de México se tomará en un plazo de siete meses. En ese periodo, desde Los Pinos se analizarán los perfiles y los escenarios que podrían enfrentar el PRI y la oposición. Perder el Estado de México resulta impensable, pero la afrenta del domingo obliga a asumir mayor disciplina y rigor en la elección del año entrante. Una eventual derrota del priísmo mexiquense simplemente sería el principio del fin.
Panistas y perredistas han intensificado su interés por consolidar una alianza opositora en la tierra natal del peñismo. Las alianzas opositoras les dieron mejores resultados en 2016 que hace seis años. En el Estado de México, PAN y PRD le ofrecieron la candidatura a Eruviel Ávila, a la postre ungido como candidato priísta. La búsqueda de perfiles es el paradigma que debe romper la oposición para volverse competitivos en la sucesión de 2017.
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