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OFF THE RECORD

Toluca, Edomex. 6 de abril de 2016.- Miguel Basáñez, era un académico consolidado entre la comunidad norteamericana, aunque con nula experiencia en el ámbito diplomático. Su antecedente político, se remontaba a haber sido secretario particular del exgobernador mexiquense, Alfredo del Mazo González. En un golpe de suerte, y con el arropo delmacista, hace apenas siete meses fue designado como embajador de México en los Estados Unidos, pero ayer fue anunciada su remoción desde la cancillería mexicana.

Dentro del empoderamiento del que había gozado el delmacismo en los últimos meses, en el contexto por la sucesión de la gubernatura mexiquense, debe observarse con absoluta cautela la salida de Basáñez. Los vacíos en política se ocupan, y los espacios de poder que pierden unos, los ganan otros. Aunque Peña Nieto anunció su incorporación a otra embajada, el espacio consular con Estados Unidos no sólo resulta estratégico sino prioritario en la agenda presidencial.

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franciscorobles_cem_planamayor2A propósito del ejercicio del poder, la élite eclesiástica decidió reelegir al cardenal Francisco Robles Ortega como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). El máximo órgano de decisión de la Iglesia Católica apostó por la permanencia del exobispo de Toluca dada su cercanía con el peñismo, como una estrategia de comunicación y articulación. El Grupo Atlacomulco mantiene sus amplios márgenes de maniobra entre los poderes fácticos y los formales.

Robles Ortega convivió con Peña Nieto, cuando el primero era obispo de Toluca y el segundo secretario de Administración y diputado local. El ascenso al poder de uno y otro los llevó por caminos distintos. El político mexiquense alcanzó la Presidencia de la República en 2012, tras lo cual el jerarca católico fue electo presidente de la CEM en el periodo de transición, y ayer reelecto por los próximos tres años, hasta la conclusión del sexenio peñista.

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En medio de la crisis por contaminación ambiental que enfrenta el Valle de México, muchas inquietudes genera el proyecto aeroportuario impulsado por Enrique Peña y Eruviel Ávila en la zona del exlago de Texcoco. El nuevo aeropuerto, sin duda, genera un mayor tráfico aéreo lo que agudizará en el mediano plazo los índices de contaminación atmosférica. Por ahora, la toma de decisiones se ha concentrado en lo inmediato y lo urgente, pero poco se han ocupado del futuro a cinco o diez años.

En esa misma condición, el Valle de México también podría enfrentar una preocupante desaceleración económica. Ante las condiciones ambientales existentes, se establece la necesidad de que grandes sectores de corredores industriales asentados en Naucalpan, Tlalnepantla y municipios aledaños, busquen su reubicación, alejados de cualquier restricción. El contexto atmosférico podría impactar en un escenario relacionado con lo económico, lo político y lo social.

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