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OFF THE RECORD 05-05-2022

Toluca, Edomex; 5 de mayo de 2022.- Como nunca antes, Alfredo Del Mazo ha tomado la decisión de asumir el control político y financiero del PRI mexiquense en la víspera de la sucesión de su encargo público. Alejandro Fernández Campillo es uno de sus hombres de confianza desde hace 15 años, y se convertirá en el interlocutor del partido en la construcción de la alianza electoral y la definición de la candidatura a la gubernatura estatal. Gabriel Mena, es un personaje cercano a Alejandro Del Mazo, y se encargará del diseño financiero de la campaña electoral de 2023.

La salida de Andrés Aguirre era aclamada desde hace algunos años por su maltrato personal y político hacia la militancia. La Secretaría de Organización resulta fundamental en la construcción de estructuras priístas. Pablo Bedolla ha transitado por diversos cargos partidistas encargados de la operación electoral, y será clave en la renovación de comités municipales y seccionales. El delmacismo es un grupo que carece de cuadros partidistas de larga trayectoria, y le apuesta a la experiencia de los de siempre, incluida la ratificación de Enrique Martínez Orta, como parte de la integración del montielismo en la estrategia electoral.

Cualquier ajuste a nadie deja satisfechos. Cuando se prioriza por relevos generacionales se acusa de improvisación; cuando las modificaciones se hacen por la experiencia de otros, se advierte que «los mismos de siempre» son la muestra inequívoca y la causa fundamental de las derrotas electorales del priísmo local. Sin embargo, Eric Sevilla buscó sacudirse los resabios de las dirigencias pasadas, y en la designación de futuros cargos partidistas comenzará a empoderar a su grupo político más cercano. La encomienda es que, no haya «dados cargados» en el mapa político hacia la designación de la candidatura de 2023.

Desde ahora, Eric Sevilla tiene otro propósito fundamental: El PRI deberá marcar la agenda pública para reivindicar a la gubernatura de Alfredo Del Mazo; encabezar desde ahora un discurso opositor hacia los gobiernos morenistas; y marcar los tiempos políticos que le convengan al partido hacia la definición de alianzas electorales. Es decir, que se hable bien o mal del partido, pero que imponga las condiciones sobre sus otros dos aliados.

En conclusión: Del Mazo no quiere improvisaciones y busca tener el control político y financiero del partido, y desde ambos pilares, imponer sus facultades metalegales hacia lo fundamental, ungir a su delfín político -cercano a su grupo y sus afectos-; y que sea el PRI quien imponga al candidato y las condiciones de la campaña en la posible alianza electoral con PAN y PRD. El gobernador en turno buscará por todos los medios posibles y a su alcance retener el Estado de México como el último bastión electoral para el priísmo, en defensa de la causa delmacista.

No hay intención de entregar la plaza a Morena, ni tampoco de encabezar la batalla electoral a favor de alguien ajeno a su grupo político, y menos aún hacia una candidatura panista o perredista.

 

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