Toluca, Edomex; 3 de julio de 2024.- Ricardo Sodi decidió ayer marcar una postura sobre la reforma judicial. Es sabido que el presidente del Poder Judicial del Estado de México no comulga con las pretensiones e ideales de la 4T. Públicamente, mostró su rechazo de principio a fin con las adecuaciones legales que se cocinan aceleradamente a nivel federal. Pidió valorar la carrera judicial como método de ascenso profesional. Y se mostró en contra de la austeridad republicana en materia presupuestal. Pero la mayoría morenista ha tomado decisión, y no hay marcha atrás en las reformas que vienen.

Y también de forma pública, vinieron las respuestas en el foro legislativo organizado en Toluca. Ignacio Mier soltó que los jueces y magistrados serán votados por el pueblo. Lo único que está a discusión son los cómos. Para Ricardo Monreal, la austeridad va para los poderes judiciales de los estados, les guste o no. La voluntad política del gobierno de Delfina Gómez es que el Estado de México sea de los primeros estados en sumarse a la reforma judicial; cuyo proceso coincidirá con la renovación en la presidencia del Poder Judicial estatal.

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Por parte del Órgano Superior de Fiscalización se alista un manual para instrumentar los procesos de entrega – recepción de los Ayuntamientos. Una tarea compleja sobre todo en los municipios donde se experimentará una alternancia política, es decir, habrá cambio de partido político. La intención es que haya un empate de equipos de trabajo hacia los meses de noviembre y diciembre, entre los gobiernos saliente y el entrante, para conocer la situación financiera en que recibirán los alcaldes electos.

Lo cierto es que sólo se trata de un listado de buenas intenciones, ya que los alcaldes que se van, no tienen la obligación de entregar cuentas a los presidentes municipales que asumirán el poder local. La tensión política es más alta en al menos 30 municipios, en donde los alcaldes pretendieron reelegirse, y ahora deberán entregar el cargo a quienes enfrentaron en las urnas el pasado 2 de junio. Que nadie se sorprenda en el mes de enero, cuando las tesorerías municipales se encuentren colapsadas en la mayoría de los ayuntamientos.

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La crisis interna del PAN se ha profundizado. El grupo político de Marko Cortés ha tomado la decisión de confrontarse con el expresidente Felipe Calderón. Es evidente que el oficio político del calderonismo es superior al de Cortés y sus muchachos. También es cierto, ninguno de los dos bandos tiene la calidad moral para presumir de buenos resultados electorales. Pero el panismo ha abierto la puerta de sus fracturas internas, para que desde el oficialismo se hagan evidentes sus ambiciones personales; esas que lastiman a los votantes.

Esa ruptura trasciende a los estados. Los liderazgos locales vigentes han mostrado su respaldo a Marko Cortés, a quien le deben los cargos partidos y de elección que fueron repartidos recientemente. Sin embargo, nada bueno puede advertirse de una dirigencia nacional extraviada y arrogante. El calderonismo no ha resurgido por casualidad, frente a la derrota del pasado 2 de junio.