Toluca, Edomex. 2 de diciembre de 2015.- La rendición de cuentas en los gobiernos representa hoy en día un esquema agotado. Los políticos que relatan verdades a medias o mentiras completas. Actos faraónicos en los que todavía se privilegia el tributo a quienes llevan las riendas de los municipios. Hay nula capacidad de retroalimentación y de autocrítica. La oposición política es reducida a un mero espectador. La ciudadanía ni enterada de que las autoridades municipales andan rindiendo su último informe. Hay enormes distancias entre la clase gobernante y sus gobernados.
A los Ayuntamientos parece que les importa poco informar. Salvo excepciones, los gobiernos locales no difunden sus informes de gobierno. Sus páginas de Internet sólo están de adorno. Son herramientas para cumplir obligaciones en materia de transparencia pero no se usan como canales de comunicación. Las redes sociales de muchos alcaldes simplemente están abandonadas. No hay información útil y mucho menos de actualización inmediata. La ciudadanía no tiene mecanismos fáciles de acceso a información. Los gobiernos gastan mucho pero son incapaces de comunicar.
En muchos casos, por no decir que en todos, lo que presumen los alcaldes simplemente no cuadra con la realidad que enfrentan a diario los mexiquenses. Los gobiernos municipales se han olvidado de lo elemental: los servicios públicos. Hoy despilfarran el dinero en nuevos edificios, muchas dependencias, y programas que son inviables por sus carencias financieras, y en muchos casos se dejarán al olvido con los alcaldes próximos a entrar en funciones. Cero continuidad y ciudades que se reinventan cada tres años. Los que pagan la factura de la improvisación son los ciudadanos.
En Naucalpan, el lema parece ironía o una expresión sarcástica. En su afán por sacudirse al gobierno anterior, la alcaldesa Claudia Oyoque se autodefinió como “Gobierno transparente 2015”. Pasa por alto que ella misma, representa a todo el trienio, marcado por corrupción, tráfico de influencias y peculado. De confirmarse las acusaciones y comprobarse su culpa en el delito de peculado, David Sánchez Guevara pasará a la historia como uno de los peores alcaldes en la historia de ese municipio. El intento de Oyoque por deslindarse del exalcalde, simplemente resulta improbable.
En Huixquilucan, Reynol Neyra es de esos casos en que se sacó la lotería sin comprar billete. Aunque Neyra simplemente no apareció en la boleta electoral y ni siquiera es oriundo del municipio, le bastó su amistad con Carlos Iriarte para fungir como alcalde prácticamente año y seis meses, la mitad del trienio al frente del Ayuntamiento. La ciudadanía cobró factura en las pasadas elecciones. El voto de castigo al PRI, y en particular a la presidencia municipal, sacó al partido en el poder del Palacio Municipal. Ayer rindió su último informe de gobierno, en la inminente salida priísta.
Los informes continuarán este día. Hoy Eruviel Ávila acude al emblemático Tlalnepantla, que hoy preside Alfredo Martínez González, quien sustituyó al hoy diputado federal, Pablo Basáñez. Le han bastado ocho meses para que Alfredo Martínez haya generado infinidad de escándalos. Un gobierno municipal de múltiples tumbos. El más reciente, su aguinaldo por encima de los 400 mil pesos. Alfredo es un hombre de excesos, forjado en el priísmo que cree poderlo todo y sentirse con méritos para hacerlo. Ávila asiste ante un alcalde con un altísimo costo político.
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