Toluca, Edomex. 1 de mayo de 2015.- Tan pronto como sonaron doce campanadas en el reloj, el primer minuto de este viernes los candidatos arrancaron de distintas maneras sus actos de campaña en los 125 municipios y 45 distritos locales del Estado de México. Algunos candidatos le apostaron a la movilización en plazas públicas, otros más a eventos reducidos en sus casas de campaña y algunos más por medio de la promoción de las redes sociales. Ahora vendrá la saturación de mensajes y los eventos diarios de los candidatos en campaña.
Sería ingenuo pensar de que en todo este tiempo los candidatos estuvieron guardados en su casa sin hacer convocatorias comunitarias, concitando grandes acuerdos para sus proyectos de campaña y subrepticiamente, llamando al voto, aun cuando la ley se los impedía. En todos los casos con candidatos definidos, los abanderados llevan más de un mes, con una campaña en secreto y en privado, derivado de una ley electoral que se contrapone a los tiempos de proselitismo federales y que deja en desventaja a las campañas electorales locales.
El gran reto que tienen los partidos y los candidatos sin distingo, será vencer el abstencionismo que tradicionalmente acrecienta en comicios intermedios. Los partidos políticos gastan millones de pesos para hacer campaña, muchos millones de pesos más en utilitarios y hacer promoción, y otros tantos millones de pesos más en la movilización electoral. Sin embargo, independientemente de los candidatos triunfadores, la participación ciudadana termina en un fracaso cuando no rebasa ni siquiera el 50 por ciento del listado nominal.
Aunque busca exculpar su responsabilidad, el Instituto Electoral del Estado de México también tiene entre sus funciones convocar al voto, sin embargo, elección tras elección cae en las justificaciones de siempre, y hasta en omisión para cumplir con una de sus tareas fundamentales que consiste en construir educación cívica. Consejeros van y consejeros vienen, con reglas electorales que buscan siempre enmendar fallas de mediano plazo, pero no hay la mínima intención por incentivar la votación y la construcción de una democracia efectiva.
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Este viernes, el gobernador Eruviel Ávila Villegas cumple 46 años, pero quizá vaya a ser el que transcurra más desapercibido para la opinión pública, frente al abrumador arranque de campaña en el Estado de México. Lo cierto es que a este cumpleaños, Ávila llega con mayor madurez política y con la certeza de que concluirá su mandato. Eruviel, dejará que pase la elección para alistar su cuarto informe de gobierno, y entrará al último tercio de su mandato con la visión puesta en su futuro personal y político una vez que entregue el poder en dos años.
Para Ávila han pasado los momentos más aciagos de su mandato. Hoy tiene el respaldo de Enrique Peña y el soporte de Luis Videgaray para concluir su encomienda. Su preocupación por los próximos 40 días será entregar cuentas electorales favorables, puesto que la legislatura que se elija el 7 de junio será la responsable de tomarle la protesta al gobernador entrante. Irremediablemente pues, Ávila deberá comenzar a pensar ya en la entrega del poder, pero en lo positivo que representa concluir con su mandato.
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