Redacción
Toluca, Edomex. 23 de junio del 2016.- Despertar por la mañana con el sonido de un mensaje de texto en el celular se ha vuelto algo común en nuestra sociedad. El uso de redes sociales y teléfonos móviles se ha extendido considerablemente durante los últimos años, sin embargo también ha dado paso a nuevas formas de agresión a la integridad personal.
El pasado viernes, exactamente a las 7:29 de la mañana, Tania recibió una notificación del Messenger de Facebook. Le extrañó la hora en que lo recibió, pero en un primer momento identificó quien era la persona que lo estaba enviando. El icono de la notificación reflejó un rostro conocido.
Esa semana había recibido un mensaje diario de la misma cuenta, todos con mensajes o saludos para comenzar el día, todos se quedaron sin responder.
La cuenta era de Emmanuel, su ex pareja, del que se separó hace poco más de tres años y que constantemente busca comunicarse con ella a pesar de que en repetidas ocasiones ha tratado de evitarlo.
“Después de tres años no puedo decir que esa relación se rompió, pues de forma intermitente recibo mensajes, siempre terminan con alguna forma de insulto y digo “terminan” porque siempre pienso que lo harán; intenté bloquearlo de mis redes, decirle de forma educada que me deje en paz, se lo he dicho enojada, harta, llorando, encabronada, de muchas formas pero siempre regresa”, relata Tania.
Sin embargo, esta ocasión el mensaje era diferente, no era un saludo de buenos días, sino un gif de dos personas teniendo sexo, seguido de un video donde este sujeto se muestra en ropa interior. Esta situación la alarmó. El hostigamiento había pasado de nivel.
Tania trató de encontrar apoyo de las autoridades, ya que la situación escaló de simples mensajes a las insinuaciones sexuales. Infructuosamente intentó iniciar una denuncia ante la Policía Cibernética dependiente de la Comisión Estatal de Seguridad. Trató de iniciar una carpeta de investigación en un módulo de Denuncia Exprés de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México y la enviaron a un centro de justicia especializado para mujeres. Ahí, fue recibida por una Ministerio Público que se negó a iniciar la carpeta de investigación o denuncia criminal, al asegurar que era un proceso que no se podía llevar debido a las implicaciones del Nuevo Sistema de Justicia Penal que inició hace una semana.
“La Ministerio Público me comentó que no procedía el delito de acoso, porque ya estaba el antecedente de que fuimos pareja y que lo que hacía no estaba tipificado como delito. Le pregunté que si necesitaba ser golpeada o violada para poder denunciar, y su respuesta fue demoledora: Sí. Así con las cosas” , relata.
“De que sirve la Alerta de Género decretada en once municipios de la entidad y los constantes discursos de las autoridades de protección a la mujer. Son sólo eso, discursos”, lamenta Tania, quien quedo expuesta a más agresiones, pues la autoridad no la quiso o supo proteger.