Ricardo Moreno**

Toluca pasa por una de las más profundas crisis de inseguridad y de violencia en su historia. Esta ciudad cosmopolita en la que conviven personas de diversos orígenes y culturas, ha sido uno de los centros productivos más importantes del país y, sin embargo, también ha sido el lugar donde se ha expresado la desigualdad en todas sus facetas.

Toluca, nuestra querida capital, no se preparó para asimilar las asimetrías propias de las ciudades industriales.

Sus orígenes en los pueblos originarios y la llegada de habitantes de otros horizontes, ha sido un duro golpe sociológico en donde las diversas tradiciones y culturas no acaban de aglutinarse en un sincretismo que nos sea propio.

Una de las peores formas en las que se ha expresado ese choque cultural es la violencia y, en particular la violencia de género en contra de las mujeres.

Para desgracia y deshonra ocupamos uno de los primeros lugares a nivel nacional en feminicidios y en delitos de violencia de género. No es casualidad que en nuestro municipio se haya decretado la Alerta de Género desde hace más de 6 años y que no se haya podido erradicar la misma, pues todos los indicadores oficiales indican que lejos de disminuir estas conductas van en incremento.

Se supondría que esta medida decretada debería de haber llevado a implementar políticas públicas interdisciplinarias e interinstitucionales, a fin de erradicar la violencia en contra de las mujeres y, en general, todo tipo de violencia entre los seres humanos. Este problema no es menor, pues enfrentarlo lleva implícitos cambios en las conductas culturales, tradicionales, sociales y, desde luego, la eliminación de estereotipos y clichés propios de una cultura machista y de exclusión de las mujeres.

Una autoridad municipal verdaderamente preocupada por esta situación debería presentar una estrategia clara, integral y pública con objetivos que puedan ser evaluados en el corto, y mediano plazo. Debe tomarse en consideración la intervención desde las escuelas, los centros de trabajo y los espacios públicos para la protección y defensa de las mujeres. Se trata de revalorizarlas en todos los ámbitos de la vida y reconocer su derecho a vivir en un ambiente libre de violencia. Se trata entre otras cosas, de promover la cultura de la denuncia respecto de este tipo de conductas y de erradicar la impunidad a partir de un cambio educativo y de nuestros falsos esquemas costumbristas que se esconden en el machismo promovido desde una falsa cultura patriarcal.

Toluca debe poner en marcha nuevas y más profundas políticas públicas, que no necesariamente impactan en el presupuesto, tendientes a mejorar las relaciones sociales y humanas en nuestro municipio. Toluca requiere imaginación y acción para cambiar y transformarse. Sus mujeres tienen derecho a sentirse seguras y protegidas y eso no se logra pintando de rosa unidades de transporte, patrullas ni uniformes. Se requiere de mucho más.