Ricardo Moreno**
Con la llegada de 2023 se desata la batalla decisiva para la política nacional. No se trata de lo que desde hace muchos años se ha señalado, que el Estado de México sea el laboratorio electoral rumbo a la presidencial. No, eso dejó de ser así desde hace más de una década. En la medida en que tanto la Ciudad de México y el Estado de México dejaron de ser la reserva electoral de la izquierda mexicana por su crecimiento homogéneo en todo el país, esta situación se revirtió. Sin embargo, este año habrá de librarse una batalla decisiva para el desmantelamiento definitivo del régimen de corrupción que la 4T lleva a cabo.
La clase política mexiquense es, desde hace muchas décadas, una clase política educada y con suma experiencia no solo en la administración pública sino en el terreno electoral. Esa clase milita en todos los partidos políticos y todos ellos saben lo que es la victoria y las derrotas electorales. A pesar de que el PRI ha mantenido la gubernatura y no ha dado oportunidad a la alternancia en el gobierno del estado, lo cierto es que ninguno de los partidos y de las coaliciones que se enfrentarán en junio próximo son novatos ni se les puede dar una muerte por adelantada. Recuerdo varios fenómenos en los cuales las encuestas daban, al inicio de la campaña respectiva por ganadores a los candidatos que finalmente perdieron la elección y los fenómenos que gravitaron alrededor de estrepitosas caídas en las preferencias electorales.
El caso de Ruben Mendoza Ayala es emblemático, pues inició en 2005 con una ventaja de cerca de 20 puntos porcentuales en las encuestas por encima de Enrique Peña Nieto que finalmente ganaría la contienda en medio de rumores y de una campaña negra de denostación sobre el alcoholismo y las preferencias y escándalos sexuales del candidato panista.
Otro ejemplo es el de Higinio Martinez Miranda, que días antes del inicio del proceso electoral arrancó con una ventaja de 8 puntos porcentuales por encima de Arturo Montiel Rojas y 12 por encima de José Luis Durán Reveles. En esa ocasión el asesinato del cómico Paco Stanley y el escándalo de una confrontación pública entre Porfirio Muñoz Ledo al interior del PRD, sirvieron de acicate para detener el triunfo electoral del PRD en 1999.
Por último, está el caso de quien de nueva cuenta aparecerá como candidata de morena, la maestra Delfina Gómez Álvarez quien se quedó en el camino a escasos 3 puntos porcentuales del actual gobernador Alfredo del Mazo, en medio de un enorme escándalo por los resultados publicados por el PREP y las reiteradas manipulaciones de las actas que se dieron a conocer en la sesión de cómputo de esa elección. La sustitución y expulsión de representantes de casilla en toda la zona rural mexiquense fue el talón de Aquiles que no permitió que los mexiquenses contaran, desde hace seis años, con una gobernadora de un partido distinto al PRI.
En estas circunstancias las estrategias de las dos principales coaliciones se echarán a andar en territorio mexiquense. Para El PRI y el PAN se trata de una campaña en la que desean que el Edomex se convierta en la trinchera opositora de cara a la elección federal de 2024. Se trata de ganar la elección del estado que tiene el mayor número de diputados federales que se disputarán el año entrante y que pudieran ser definitorios en la conformación legislativa del próximo Presidente de la República. Saben que no tienen candidato ni fuerza para ganar la presidencial, pero buscarán conformar una minoría que impida los cambios constitucionales que ha buscado la 4T para facilitar la continuidad y buena marcha de su proyecto político.
Por esta razón, el territorio mexiquense será el escenario de una de las batallas políticas más importantes en la historia moderna de nuestro país. Aquí se habrá de definir con claridad el rumbo nacional. No está en juego solamente una gubernatura. No hay espacio ni para la improvisación ni para las ocurrencias de neófitos estrategas electorales que piensan solo en ganar una elección. ¡Aquí está mucho en juego; mucho más!
** Ha sido diputado federal y local. Se ha desempeñado como representante de MORENA ante el instituto electoral del Estado de México. Fue secretario del Ayuntamiento de Toluca de 2019 a 2020.