Redacción
Andrés Manuel López Obrador, abandonó el tono amoroso de su discurso para arremeter en contra de su principal adversario Enrique Peña Nieto, desde la tierra en que políticamente se construyó la candidatura del priísta, para señalarlo como principal representante del Grupo Atlacomulco, que lo arropa e impulsa en su carrera rumbo a Los Pinos, pese a simbolizar corrupción, retraso e impunidad.
Ante más de diez mil simpatizantes, que casi llenaron la explanada de la Plaza de los Mártires, donde este miércoles Peña Nieto cerrará su campaña presidencial, López Obrador aseveró que votar por el PRI y su candidato, “representa votar por la corrupción y el despilfarro”.
El tabasqueño se asumió como el único abanderado presidencial capaz de cambiar el régimen en este país y llevar a México a mejores estadios.
López Obrador dedicó dos cuartas partes de su mensaje para fustigar a Peña Nieto y el resto a explicar de qué manera piensa hacer de México un país de oportunidades.
A Peña lo vinculó con el Grupo Atlacomulco y como el representante de los 30 integrantes de la mafia del poder que desde hace décadas determinan el rumbo del país y que han causado que México esté sumido en el retraso y la violencia.
Lo menos que le dijo es que era “un títere”,” un producto chatarra que han introducido a través de la televisión” e incluso lo comparó con “un detergente de mala calidad o un refresco, de esos que te pican los dientes y luego de tomártelo te duele el estomago”.
Señaló que a diferencia del proyecto austero que encabeza, los gobernantes priistas no saben más que vivir rodeados de lujos y canonjías aún cuando el pueblo se encuentre sumido en la pobreza.
Recalcó que los priístas están acostumbrados a utilizar dinero público para lucrar con la necesidad de la gente y comprar su voto. Por eso ahora recomendó a los electores admitir todo tipo de apoyos que les den, pero sin comprometer el sufragio.
También tuvo palabras de desaprobación para el ex presidente Vicente Fox, quien se ha convertido en el principal promotor de la candidatura de Peña Nieto. Lo tildó de “canalla”, al darle la espalda, “de manera infame” a su candidata Josefina Vázquez Mota y traicionar a los integrantes de su partido.
Antes de concluir su discurso de casi 50 minutos López Obrador llamó a sus seguidores a vigilar las casillas el próximo domingo para evitar que haya un manipuleo de la voluntad ciudadana y les recomendó estar atentos cuando cierren los centros de votación, para que se fijen que se cuenten bien los votos, “porque hay la tentación de querer anular todos aquellos que sean para la izquierda”.
Durante el acto fue notoria la ausencia de los dirigentes de los principales grupos del perredismo estatal, como ADN y Nueva Izquierda, así como contingentes de los municipios donde el PRD tiene mayor aceptación como Nezahualcóyotl y Ecatepec.
La excusa que dio la dirigencia estatal es que se convino no distraerlos de su tareas de proselitismo en los municipios, debido a que ahí están en juego las alcaldías, que muchas posibilidades tienen de recuperar.
Los que sí compartieron el templete con López Obrador fueron personajes de izquierda muy cuestionados por su cercanía al tricolor, como Emilio Ulloa, Domitilo Posadas e Higinio Martínez Miranda, quienes reiteradamente han sido señalados por su exacerbado colaboracionismo con el gobierno estatal.
