Francisco Paredes
Toluca, Edomex 24 de junio del 2016.- Alejandra vivió en carne propia los estragos del estrés laboral. Tenía 27 años. Su trabajo era demandante y dedicaba casi todo su día a él. Entre el trabajo y las horas en casa, el día era poco para tener tiempo de esparcimiento.
Empezó con síntomas sencillos, en donde los dolores de cabeza y las náuseas por las mañanas se hicieron frecuentes. Lo atribuía a la falta de sueño, pero unos meses después comenzaron los dolores en el estómago. Un día fueron insoportables; le diagnosticaron gastritis, pero lo atribuyó a no comer a sus horas durante el día.
Su rostro también fue cambiando. Se le notaba cansada, a veces distraída. El insomnio aumentó paulatinamente y los cambios en su temperamento se comenzaron a notar con mayor frecuencia.
Los malestares físicos se hicieron más evidentes cuando empezó con pequeños tics: «Mis manos temblaban de repente en las mañanas, a veces parpadeaba muy rápido y no podía detenerme. Mis labios se movían involuntariamente y a veces hasta una parte de mi frente. Fue ahí cuando me empecé a preocupar. Pensé que no era normal porque aparte ya tenía gastritis, y también ya sufría de presión baja,” señala Alejandra Soto, oficinista en una empresa de alimentos en Toluca.
Los síntomas psicológicos también se hicieron presentes ya que el alejamiento con familiares y amigos repercutió fuertemente en su entorno social, y a su vez en su estado de animo.
«Todo el tiempo estaba de malas, explotaba a la menor provocación, sobre todo con mi familia, ya nadie me soportaba y a veces también me ponía muy sensible, cualquier cosa que me dijeran me hacía llorar, no me sentía cómoda con mi trabajo y mi autoestima también bajó, ya dudaba al dar cualquier paso y por lo menos dos veces a la semana lloraba por el trabajo, en las mañanas no me quería no levantar para ir.», comentó.
Ante tantos cambios Gabriela decidió acudir con un psicólogo. Ahí le diagnosticaron estrés y después de mucho pensarlo decidió dejar su trabajo debido a las fuertes presiones a las que estaba sometida.
De acuerdo con el doctor Carlos Escamilla, con especialidad en psicología, fue la mejor decisión, pues el estré se esta poniendo en riesgo la salud de Gabriela. “Este es un mal que afecta a miles de personas todos los días, hora tras hora, en algún momento perdemos de vista las cosas que son importantes para las mismas personas, como la familia o los amigos y nos dedicamos totalmente al trabajo, lo que afecta todo nuestro entorno.”, dijo el especialista.
Y es que de acuerdo con estudios recientes, este trastorno puede causar desde problemas psicológicos y problemas físicos, hasta cuadros severos de depresión, infartos, derrames cerebrales y hasta la muerte.
En México, de acuerdo a estudios realizados por la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de México en 2010, al menos el 60 por ciento de la población laboralmente activa padece este trastorno y 75 por ciento del estrés de los mexicanos es causado por exclusivamente cuestiones laborales.
