loader-image
Toluca, MX
11:12 am,
temperature icon
nubes dispersas
Hora Estándar Central

El Manual de Maquiavelo

Una inédita elección

Francisco Ledesma

 

Estamos a un mes del día de la elección presidencial. Y sin duda, se tratarán de unos comicios distintos a los que se vivieron hace 6 y 12 años. Más allá del resultado electoral se debe reflexionar sobre qué nos ha dejado el actual proceso cuando ya han transcurrido dos meses de campaña, con aciertos y desaciertos, con movilizaciones inéditas y candidatos que se han enfrentado a una ley electoral atípica y les ha obligado a aprender nuevas estrategias.

En principio, es la primera elección con nuevas reglas en medios electrónicos que prohíbe a partidos y candidatos la contratación de spots. Una ley imperfecta donde los medios afectados han cargado la mano dura a la autoridad electoral, vigilante de la norma pero no responsable de su hechura. Los candidatos, han visto atados de manos sus estrategias, y la interpretación de la ley ha sido en exceso restrictiva para la radio y la televisión.

Son las primeras elecciones sometidas a redes sociales, sin que aún se determine su impacto real en el resultado final. Hace seis años, fueron las cadenas de correo electrónico que denostaban candidatos, ya fuera con presentaciones en power point, videos o textos simplistas. Hoy de forma muy explosiva los candidatos y partidos políticos ya han contaminado el espectro virtual con “bots”, “trolls” y “trending topics”.

De entrada, los partidos están confiados en que las bardas tienen más impacto que un tweet, que un mitin es más efectivo que un Trending Topic, y que la movilización electoral es más real que una batería de “bots” para destronar al contrario. En síntesis, están en el ánimo de que las estructuras no se sustituyen con twitter y Facebook. Calculadores hasta el tuétano, dicen que los twitteros son muy pocos, y muchos menos los que votarán en julio.

Eso está por medirse. Si bien es cierto que los twitteros son una comunidad selectiva, con determinada ubicación geográfica, nivel socioeconómico y que puede andar por niveles muy por debajo de una estructura partidista; también se debe ponderar la capacidad de movilización que pueden generar entre su entorno, entre sus familiares, amigos, conocidos por la información a la que tienen acceso, sea real, con argumento o parte de la guerra sucia.

De lo que somos testigos hoy en las redes sociales es de una guerra constante de mensajes. Cada mañana, se vuelve referente para algunos noticieros radiofónicos, conocer los temas más comentados entre los twitteros. Las televisoras los ignoran, pero sus conductores son linchados por sus posiciones políticas, opiniones y condiciones ideológicas. Hoy periodistas, y algunos líderes de opinión, son condenados por las audiencias desde esa tribuna.

Sin la existencia del twitter sería impensable la construcción del movimiento #YoSoy132, más allá de la sospecha de si son partidistas o no. Su capacidad de movilización y su convocatoria a nivel nacional ha sido posible por las redes sociales. Quienes descalifican al movimiento por sus vínculos políticos o por el número de sus integrantes, queda claro han quedado rebasados por la tecnología y la posibilidad de generar un movimiento genuino pese a las amenazas de contaminación política, sindical y sectorial.

El movimiento #YoSoy132 por encima de sus consignas, de sus arengas y demandas resulta inédito porque son chavos organizados. Si algunos llegan a la radicalización de sus posturas o se sienten identificados con determinado partido o candidato no es ningún pecado. Lo peor sería el desgano o la apatía frente a la elección presidencial. Lo que está en manos del 132 es generar un movimiento de ideas, propuestas y participación más incluyente y democrático que una mera elección presidencial como la que se tiene en puerta.

Está por verse si los 132 son “bots” o en realidad se vuelcan a las urnas, y marcan porcentajes de participación sobresalientes. Los pronósticos más alentadores, establecen una votación del 63 por ciento del electorado. Cuatro de cada diez mexicanos se quedará en sus casas en la ignominia de la abstención. Y eso será asignatura pendiente de partidos y candidatos.

En general, vamos a una elección inédita. Marcada por una spotización que inunda el espectro hasta llevar al hartazgo a las audiencias. Una elección, organizada con dos debates, el primero de ellos acartonado, con pésima producción televisiva, simbolizado por una edecán de escote prominente, y con un segundo debate en puerta que pinta igual o peor.

Una elección costosa y que para colmo de males, no registra en lo general un gran ánimo de la gente por salir a votar. El voto, es hasta ahora, el único mecanismo de participación ciudadana que permite expresarnos. Abstenerse o anularlo es simplemente imperdonable por muy inconvencibles que sean las propuestas o candidatos que tenemos como opción de gobierno.

La elección que está por venir, definirá la permanencia del panismo, el retorno del priísmo o la tercera alternancia hacia el perredismo. Y eso más allá de las encuestas que también pretenden marcar esta elección, deberá ser una oportunidad para expresar si queremos gobiernos omnímodos o divididos.

 

La tenebra

El problema no es la Ley electoral sino su aplicación. El problema tampoco es que el Presidente Felipe Calderón viole la Constitución sino la impunidad.

 

 

 

Comentarios

comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *