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El Manual de Maquiavelo

El Círculo del Poder

 

Francisco Ledesma

 

A partir de este viernes, los grupos políticos del Estado de México, la alta burocracia y la estructura del poder estarán al servicio de su nuevo gobernante Eruviel Ávila Villegas. Desde el balcón central de Palacio de Gobierno, Eruviel presenciará junto con su gabinete, el Desfile por la Independencia de México.

 

En contraste, hoy por primera ocasión, después de doce años de haber estado en la cúspide del poder, Enrique Peña Nieto estará ausente de la ceremonia del Desfile. De 1999 a 2004, fue testigo del desfile, desde la subsecretaría de gobierno, la secretaría de Finanzas y la diputación local que le otorgó Montiel; y desde 2005 a 2010 como gobernador en turno. Pero hoy será un día distinto.

 

Sin duda, el abandono del poder para Peña Nieto será el ciclo más difícil en su corta trayectoria política, antes de enfrentarse a la contienda interna priísta por la candidatura presidencial. A partir de este viernes, el séquito que le seguía a todas partes, estará al servicio de Eruviel.

 

Para Peña Nieto han terminado las giras, las porras, los jaloneos, y los miles de acarreados que lo alababan a su paso. Las agendas apretadas, los contratiempos, las llamadas telefónicas, la pleitesía de la burocracia, el chasquido de dedos que lo resolvía todo, serán desde hoy parte de su historia personal, pero que no regresarán en tiempo y en espacio.

 

Aún en la hipótesis de su posición en las encuestas, y que el escenario electoral le fuera favorable en 2012; la vida de Peña Nieto hoy cambiará radicalmente. Alejado del reflector de le daba su calidad de gobernante, y al margen de los convenios publicitarios que le permitían aparecer en la pantalla en el día a día, el aspirante presidencial ya no tendrá el poder unipersonal que le daba su calidad de líder político en el estado más poblado del país.

 

El declive de todo gobernante es parte de un ciclo del poder, desde subir peldaño a peldaño, hasta alcanzar la cúspide de la pirámide, lo cual ocurre en un tiempo y espacio paulatino. El ascenso al poder es parte de un círculo generacional, y de una historia personal y depende de diversas coyunturas, relacionadas a veces con padrinazgos políticos, circunstancias genéticas, tráfico de influencias y otros incidentes por demás impredecibles, que marcan la trayectoria política de un gobernante.

 

Pero el declive está marcado por la conclusión de periodos de gobierno. Son términos tajantes, de estar en la cúspide a descender precipitadamente.  De estar por encima de todos a pasar a formar parte de la historia. Podrá en su circunstancia personal Peña Nieto llegar a ser presidente, pero para la teleraña política del Estado de México es desde hoy un ex gobernador más, como Del Mazo, Baranda, Chuayffet, Camacho y Montiel.

 

Con el declive del poder se pierden los fueros. El manto de inmunidad se desvanece de un día a otro, y hoy Peña Nieto es –como se dice en el argot de la política- un mortal más. Ahora sí es el blanco de la oposición para propiciar su debacle en las preferencias electorales, con la salvedad de que ya no tiene estructura de poder que le proteja o salvaguarde.

 

Los convenios publicitarios son parte del pasado, y con ello se pierden los pactos de autocensura. En el círculo del poder político –ya no es homólogo de los gobernadores- ahora es visto como un aspirante presidencial, como en su partido hay otro igual pero con el poder que le otorga el control del Senado de la República. La influencia de Peña Nieto en San Lázaro puede permanecer, pero en gran medida, ésta será transferida sin remedio al gobernante en turno.

 

A partir de hoy, Peña Nieto conocerá sus lealtades, sus amigos y sus enemigos, sus aliados y sus contrincantes. Su influencia política ya no será la misma, y su poder económico –basado en la fortaleza del erario público- se verá disminuido. Ese declive del poder, lo tiene en la complejidad de buscar la Presidencia de la República, para volver al ascenso del poder, y desde el peldaño de ser ex gobernador y puntero en las encuestas llegar a Los Pinos.

 

Es ese declive del poder, lo que hace a los gobernantes temerosos. Es ese miedo lo que les lleva a ambicionar más poder. Ayer alcaldes, y hoy diputados; ayer diputados y hoy gobernadores; ayer gobernadores y hoy senadores; y una búsqueda del poder incesante para la clase política de este país, que forma parte del desprestigio de los gobernantes que se resisten a perder ese poder.

 

La tenebra

 

Definido el gabinete de Eruviel Ávila se establece que la fórmula para el Senado de la República ya está pactada. Las dos posiciones para el Valle de México: Alfredo y Azucena. Y un candidato plurinominal a la Cámara Alta, cuyo nombre también inicia con A: Arturo Montiel.

 

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