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El Manual de Maquiavelo 28-03-2025

Francisco Ledesma / Votar en libertad

La UAEMex está frente a un escenario inédito: la ausencia de una candidatura de unidad que ofrece la posibilidad a la comunidad universitaria tener más de una alternativa en su toma de decisiones, frente a las imposiciones del pasado, donde no había más que la ratificación de un candidato que era ungido por facultades metalegales, y que se convertía de facto en rector desde el mes de marzo, y asumía las funciones operativas, tras su elección, en el mes de mayo.

 

Ahora, con las campañas universitarias en curso, la comunidad tiene a la vista a seis aspirantes a la rectoría, a la que se ha sumado ayer jueves Laura Benhumea, aunque no necesariamente todas podrían llegar a la etapa final, donde estudiantes, docentes y administrativos participarán en una auscultación cuantitativa, y con su voto -que en lo deseable deberá ser libre y secreto-, decidirán sobre el futuro universitario. El voto universal de cada espacio académico, deberá incidir como opinión preponderante, en el voto de cada consejero universitario que será emitido en la sesión del 14 de mayo.

 

Con la prevalencia de las seis aspirantes en campaña, está previsto que, el proceso electoral intensifique su posicionamiento en la agenda pública en la medida que se acerque la fecha de la elección, porque aun cuando se trata de una institución autónoma, en ella participan intereses y actores políticos que buscarán imponer sus legítimas aspiraciones sobre las demás contendientes.

 

Una limitante perniciosa, es la imposibilidad de los medios de comunicación por acercarse a las campañas, a las jornadas de promoción y al acontecer cotidiano de las candidatas; y tener que conformarse a una entrevista por aspirante, porque eso restringe comunicar abiertamente a la opinión pública el transcurrir de las actividades proselitistas, sus propuestas de trabajo y el ambiente que se puede percibir en los espacios académicos de la institución educativa.

 

Bienvenido el debate público, pero no sólo el de las ideas y de las propuestas, que se privilegia en los discursos protocolarios de las candidatas; sino la comparación de los perfiles personales de quiénes son las seis aspirantes que pretenden convertirse en la primera rectora de la Universidad, porque como en toda campaña -particularmente la asentada en los partidos tradicionales-, hoy sólo nos muestran el rostro más asequible de las contendientes.

 

La campaña electoral inscrita en seis aspirantes, deja algunas lecciones que se experimenta en todos los espacios académicos. Por un lado, nunca antes vista, la polarización política entre directores, docentes, administrativos y estudiantes, porque es imposible e indeseable pensar en la homogeneidad de pensamiento, y mucho menos en la preferencia política en el curso de la actual elección universitaria. Esa es parte de la normalidad democrática que muchos resisten.

 

No menos importante, la perniciosa ambición de algunos directores, por imponer su ascendencia política para favorecer sus preferencias, sus componendas y sus intereses sobre sus subordinados -llámese docentes, administrativos y estudiantes-; pero también, esa oportunidad única, que hoy tienen las voces discordantes de grandes sectores de la comunidad, por votar en libertad.

 

La elección no está decidida, porque el sentido del voto del consejo universitario, más allá de sus afectos personales, deberá estar determinado por la opinión de la comunidad universitaria. Lo que debe garantizarse es la libertad y la secrecía del voto, la decisión de una comunidad plural, en la que las seis aspirantes a la rectoría, han coincidido en que deberá ser escuchada. Y ahí, todas deberían hacer un esfuerzo genuino que para que sea valorada su opinión, la comunidad no debería estar sujeta a coerción, amenaza o estímulo de ningún tipo.

 

La tenebra

Una buena propuesta de campaña, sería saber quiénes formarían parte de su gabinete universitario. Ahí están las razones para votar o incluso votar en contra.