El Manual de Maquiavelo 22-03-2024
Francisco Ledesma / Más salario rosa como promesa de campaña
El Salario Rosa,
programa insignia durante el sexenio del priísta Alfredo Del Mazo, ahora está
convertido en una de las principales promesas de campaña de Santiago Taboada,
candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de México; a pesar de que fue un
esquema asistencial altamente criticado hasta por el PAN -cuando simulaba ser
oposición-, y lo catalogaban de una dádiva clientelar que pretendía establecer
un beneficio electoral mediante un condicionamiento económico.
En la coyuntura
electoral, donde la clase política tiene reducidas sus promesas de campaña en dar
dinero en efectivo a tantos sectores de la población como sea posible, el panista
Santiago Taboada ha proyectado que de ganar la elección del 2 de junio,
implementará en la capital del país el Salario Rosa, un apoyo económico que surgió
como promesa de campaña en el proselitismo delmacista de 2017, para apoyar el
trabajo no recompensado de las amas de casa.
En principio, se había
proyectado que dichas entregas monetarias serían para las clases más
necesitadas, aunque terminaron por favorecer a una red clientelar que nunca
benefició al PRI necesariamente, sino que tenía como propósito incentivar en
redes sociales una opinión favorable hacia Alfredo Del Mazo.
Más allá de sus impactos
como política social, el Salario Rosa se convirtió en un tema de campaña en la
pasada elección por la gubernatura del Estado de México; ahí, la priísta
Alejandra del Moral lanzó como promesa de campaña el Salario Familiar, que
tenía la pretensión de ampliar la red de beneficiarios del Salario Rosa, para otorgar
apoyos económicos a la ama de casa, pero también a jóvenes estudiantes, jefes
de familia y “hasta las mascotas”, remataba la izcallense.
Por su parte, Delfina
Gómez -entonces candidata opositora- siempre se mostró a favor de mantener el
Salario Rosa, pero con un cambio de nombre y un ajuste en sus reglas de
operación. Tras ganar la elección del 2023 y tan pronto como asumió el cargo de
gobernadora, rebautizó el programa como “Mujeres con Bienestar”, y con un
remanente presupuestal no ejercido por su antecesor, entregó las primeras 400
mil tarjetas electrónicas en diciembre pasado.
A principios de este
año, aceleró el paso de afiliación y antes de que entrará en vigor la veda
electoral, la gobernadora mexiquense ya había repartido 650 mil tarjetas guindas
-ya no rosas-, para entregar apoyos económicos como parte del sello de su
mandato, que huele muy similar al aroma de los últimos seis años, donde el priísta
dedicaba jornadas enteras al reparto del Salario Rosa.
Pero no es la única
promesa de campaña en curso con aspectos semejantes. También resalta el caso de
la candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum, quien ha prometido una
pensión universal -pero exclusivamente para mujeres, aquellas que se han
dedicado por tantos años al hogar-, para quienes tengan entre 60 y 64 años de
edad. La morenista ha enfatizado que será una recompensa económica a los
cuidados de la casa, y será para quienes todavía no están en edad de recibir la
pensión del adulto mayor.
No es un Salario Rosa,
pero cómo se le parece, la nueva promesa de Sheinbaum.
Y en cada promesa de campaña
o mitin proselitista, se puede advertir que la clase política mantiene un sinfín
de propuestas encaminada a ampliar e incrementar las dádivas monetarias como
única solución a todos los males, o como si los próximos gobernantes no tuvieran
mayor capacidad de ejecución o de solucionar los problemas de la comunidad.
Sin dimensionar que en
todas esas políticas públicas no hay una evaluación real sobre su eventual
efectividad para combatir la pobreza, o elevar la calidad de vida de sus
beneficiarios.
La tenebra
Luis Miranda Barrera, a
su tierna edad de 28 años de edad, sigue en proceso de titulación. Si ese va a
ser el nivel de celeridad en caso de ser diputado, las iniciativas de ley
pueden esperar, porque las prioridades personales y políticas serán otras.