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El Manual de Maquiavelo 21-10-2022

Francisco Ledesma / Una elección… de Estado

En las últimas horas, y en los días próximos, el nombre de Alejandra del Moral ha inundado los medios tradicionales -tanto locales como nacionales- y las redes sociales, como resultado de su designación de facto como la virtual candidata del priísmo mexiquense a la gubernatura del Estado de México para el 2023, en lo que denota una elección por parte del régimen que se resiste a fenecer; y que en el último bastión clientelar encabeza el mandatario Alfredo Del Mazo.

Más allá de revisar la historia de vida o la eventual meritocracia que defenderán sus simpatizantes, o bien, que cuestionarán sus adversarios al interior del priísmo local; es necesario reconocer que su ascenso a la candidatura tricolor se da a partir de su vinculación con las élites políticas dominantes en la coyuntura electoral. Y eso le ha valido imponerse a sus oponentes Ana Lilia Herrera y Laura Barrera, quienes tenían otros grupos de interés detrás de sus aspiraciones.

Del Moral se incrustó en el corazón delmacista en febrero de 2017, cuando fue ungida como presidenta del PRI en el Estado de México, por arropo de Luis Videgaray; quien reclamó ese espacio político cuando Alfredo ya había sido designado candidato a la gubernatura, y paradójicamente había desplazado de la contienda interna a Ana Lilia Herrera, que había amagado con renunciar a su encargo como secretaria de Educación del gabinete de Eruviel Ávila.

Desde entonces, Alejandra aprovechó su momento para ganarse la confianza del heredero del Grupo Atlacomulco; y de su cerrado círculo de influencia donde se identifica la ascendencia política de Elías Rescala y Francisco Sarmiento, quienes son los alfiles de hechura delmacista que influyen en toda toma de decisiones.

Ahí también coincidió con otro alfil que se ha convertido en aliado de este proceso interno: Eric Sevilla, entonces coordinador de activismo electoral; y el único alcalde que había ganado en el distrito federal que llevó a Del Mazo a San Lázaro en 2015, cuando la dirigencia estatal de su partido le jugó en contra.

Un año más tarde, Del Moral alcanzó la nominación como candidata al Senado de la República. Una elección que perdió de principio a fin, producto de la debacle más estrepitosa del priísmo; pero ganó en la construcción de sus redes de poder, bajo el cobijo de un nuevo protector, su entonces compañero de fórmula, el exgobernador, César Camacho, quien la adoptó como parte de su grupo político.

Como premio de consolación a la derrota del 2018, Del Moral fue recompensada para regresar a la dirigencia del PRI mexiquense. Desde ese momento, Alejandra sabía que se convertía en una de las cartas para la sucesión por la gubernatura. En cualquier escenario, su partido tendría un crecimiento electoral hacia los comicios de 2021; y ella, sin serlo, se asumiría como autora de la victoria.

Para su suerte, otra coyuntura jugaría a su favor. Una histórica alianza -al menos en lo formal- entre priístas, panistas y perredistas, le permitió forjar una vinculación política con Enrique Vargas y Omar Ortega -hoy líderes de facto-, y quienes ya reconocen en Del Moral a la candidata del oficialismo local.

Con estas pinceladas de conexión, Alejandra construyó su proyecto personal a partir de quienes le hablan al oído a Alfredo Del Mazo, y quienes se han convertido en factores de decisión para su proyecto político; y la defensa electoral del poder que heredó de su abuelo, de su padre y de su primo.

Alejandra no pertenece a la clase política de Atlacomulco, pero en caso de triunfar, le garantiza la lealtad personal, que no avizoró en el resto de las contendientes. Del Mazo, tampoco se ha decantado por alguien de su grupo político, pero al menos, es alguien que le ha ganado su confianza y su afecto.

Alejandra ha sido designada, por la dirigencia del priísmo mexiquense, como coordinadora por la Defensa del Estado de México; pero el mensaje central es que, desde ahora, todo el aparato del Estado saldrá en defensa de Alejandra para imponerla como su candidata -muy a pesar de la soterrada lucha de sus oponentes internos-; y será a quien defiendan para conservar a la entidad mexiquense en la contienda electoral del 2023. La batalla maestra del país.

La tenebra
El berrinche de Ana Lilia, lo dice todo, al ausentarse del anuncio a favor de Alejandra en la sede priísta; y haber sido desplazada por segunda ocasión de la candidatura tricolor. Todo parece indicar que a Ana Lilia Herrera se le fue el internet. Desde ayer, ha resistido para felicitar a Alejandra por su eventual nominación; y eso, en términos de unidad pone un dique de suspicacia.

 

 

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