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El Manual de Maquiavelo 21-03-2025

Francisco Ledesma / Unanimidad sin consenso

Las bases fueron aprobadas por el Consejo Universitario, sí, pero no hubo consenso pleno. Las reglas de la elección transitan por el sesgo del árbitro electoral, y eso ha sembrado dudas, discordia y descontento hacia la etapa definitoria para la renovación de la rectoría de la UAEMex.

 

Diversos elementos han inclinado este proceso electoral, en una situación de desencanto, que ha permeado no sólo entre las aspirantes y sus equipos, sino que ha inundado encono a grandes sectores de la comunidad universitaria, donde voces antes silenciadas, han retumbado
en todos los rincones.

 

El 28 de febrero, cuando se aprobaron las bases de la convocatoria, al interior del Consejo Universitario, tres participantes levantaron la voz ante consideraciones que sembraban dudas anticipadas. María José Bernáldez y Laura Benhumea advirtieron el riesgo de poner en operación el voto electrónico -sin justificación para su uso-; y dos elementos adicionales: su poca fiabilidad y la posible violación a la protección de datos personales de la comunidad.

 

Patricia Zarza, por su parte, expresó su rechazo a la “Ley Mordaza” de no poder dar entrevistas derivado de sus recorridos por los espacios universitarios. Eréndira Fierro, presente en la misma sesión no hizo comentario alguno. Los consejeros escucharon las inconformidades, y votaron sin resistencias.

 

Por no formar parte del Consejo Universitario, Maricruz Moreno y Dolores Durán conocieron las bases de la elección por la tarde de ese viernes, y no tuvieron mayor alternativa que acatar las reglas dictadas por el árbitro electoral.

 

Para la fecha de registros, las redes sociales se inundaron de acusaciones públicas, y otras tantas anónimas. Cartas responsivas para llevar a menores de edad a rectoría. Potrobuses que llegaban desde espacios académicos específicos. Directivos y docentes en horarios laborales participando de la jornada. Las denuncias tomaron formalidad
ante el Órgano Interno de Control, que hasta la fecha no ha manifestado avances de las quejas y sus indagatorias.

 

Hoy, se invita a la comunidad universitaria a denunciar irregularidades ante el Órgano Interno de Control (OIC), cuando parece -o padece- de una actitud omisa respecto de los expedientes que ya tiene sobre su escritorio, porque directores de espacios académicos siguen en proselitismo desmedido, pese a violar con ello su obligada imparcialidad en las jornadas de promoción de las aspirantes.

 

La UAEMex abre la puerta para que las aspirantes hagan sus comentarios y observaciones documentadas a la Comisión Especial Electoral, de cuyos integrantes aún se espera atención al mandamiento judicial que mediante un amparo indirecto definitivo ha resuelto que es procedente el registro de Laura Benhumea, como la sexta aspirante a la
rectoría universitaria.

 

Si al juzgado federal se le posterga respuesta y se mantiene en la incertidumbre de hasta un eventual desacato, qué podría esperar un docente o administrativo que sea amenazado o coaccionado para apoyar determinada candidatura como para sentir la confianza de denunciar ante la Comisión Electoral.

 

Las bases fueron cuestionadas previo a su aprobación. El Órgano Interno de Control ha sido omiso frente a las denuncias ya presentadas para prevenir, frenar o castigar las presuntas irregularidades. Y la Comisión Especial Electoral ha cometido -por decirlo suavecito- diversas impericias en su actuación.

 

La elección se ha ensuciado innecesariamente. En términos deportivos, se dice que la mejor actuación de un árbitro es la que menos resulta notoria; y en el caso de la renovación por la rectoría universitaria, el árbitro se ha convertido en el protagonista victimario de una historia, y de una elección que no está resuelta.

 

La tenebra

Eréndira Fierro consiguió lo impensable, y se convirtió en la candidatura de la unidad, pero en su contra; porque en la acera de enfrente, las cuatro aspirantes con registro se han unido como un bloque de universitarias que exige respeto a las bases -ya de por sí cuestionadas-, pero que no han sido del todo respetadas.

 

Tenebra 2: En la contienda inminente de seis aspirantes, cinco ya habrían sido directoras de sus respectivas facultades por elección directa: Derecho, Turismo, Ingeniería, Arquitectura y Ciencias Políticas. Solamente una, no habría pasado por el tamiz de las urnas universitarias.