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El Manual de Maquiavelo 16-04-2021

Francisco Ledesma / La gubernatura en juego

El próximo 6 de junio, en la elección más grande de la historia del país, estarán en juego 15 de 32 gubernaturas, lo que representa casi la mitad del poder público, y en consecuencia definirá la estatura política de los partidos con dos rutas únicas: la reivindicación del proyecto morenista, o bien, la supervivencia de quienes se han aliado para construir un contrapeso en el gobierno.

En el caso del Estado de México, la elección por la gubernatura está programada hasta 2023, pero en los comicios de este año habrá más de una definición ya sea por el peso electoral de cada partido político, o bien por la proyección de las figuras políticas que aspiran en la sucesión del priísta Alfredo Del Mazo.

La importancia del territorio mexiquense transita por su robusto listado nominal: más de 12 millones de electores son un semillero de votos que han definido el triunfo presidencial de tres de los cuatro últimos presidentes en el país. Aquí ganaron Fox, Peña y López Obrador para despachar desde Palacio Nacional.

La competitividad electoral de 2023 se construirá en la repartición del poder político de los 125 municipios mexiquenses que se disputará en junio entrante. El triunfo delmacista de hace cuatro años se edificó en una estructura territorial que tenía el apoyo incondicional de alcaldes priístas, que pudieron contrarrestar el avance inusitado y vertiginoso de Morena y su candidata Delfina Gómez.

Un factor adicional será la consolidación de un puñado de aspirantes a suceder a Del Mazo en la gubernatura mexiquense, cuyo liderazgo o capacidad estará en disputa en la jornada electoral del 6 de junio., al interior de sus propios partidos.

Por ejemplo, el panismo apuntala a Enrique Vargas como su candidato natural, ante su ascendencia política establecida en los últimos seis años. No obstante, Vargas asume que su candidatura requiere de un panismo con presencia en el otrora corredor azul, y de-mostrar su capacidad como operador electoral.

En Morena, desde ahora, el Grupo de Acción Política pretende reivindicar su papel como factor de decisión en el reparto de candidaturas a alcaldes y diputados locales; así como su músculo electoral tras los resultados de los comicios de este año, para exigir de facto la postulación a la gubernatura a favor de su círculo: ya sea Higinio Martínez, Horacio Duarte o Delfina Gómez.

En el PRI, las cartas parecen ya abiertas.

El delfín político del gobernador en turno se identifica en Elías Rescala, y aunque tiene su lugar asegurado en la próxima legislatura, su apuesta es contribuir a la ejecución electoral para tener una bancada robusta, porque no es lo mismo coordinar a once legisladores, que encabezar a una veintena diputados.

Desde la Secretaría General de Gobierno, Ernesto Nemer tiene la encomienda de obtener resultados favorables para la causa priísta, y en adelante, podrá ejercer su encargo a plenitud, algo que ha pretendido desde su llegada al equipo delmacista como jefe de gabinete, pero ahora sin la sombra de Rescala.

Y detrás de esa mancuerna, juega Alejandra del Moral dependiendo de los resultados de junio. Otros personajes como Ana Lilia Herrera, sin los afectos del mandatario estatal, tiene claro que, una derrota en las urnas será el pretexto idóneo para cerrar la puerta de la sucesión.

Tras la elección de 2021, habrá una definición política y electoral hacia la sucesión de gobernador mexiquense. Por eso, los resultados de la noche del 6 de junio proyectarán un panorama hacia 2023, por lo que, en las urnas estará en disputa en gran medida la gubernatura 16 en el país.

La tenebra

El voto mexiquense se ha caracterizado por su volatilidad, pero su peso electoral puede cambiar el destino y definir cualquier alternancia. Sin victorias y sin derrotas para siempre, en veinte años de alternancia electoral.