El Manual de Maquiavelo 15-09-2023
Francisco Ledesma / Un capital político que conservar
Delfina Gómez asumirá
formalmente el cargo de gobernadora del Estado de México, a partir de este
sábado 16 de septiembre, bajo un elevado grado de legitimidad producto de los
más de 3.3 millones de electores; pero además, por el cobijo político que ha
recibido este jueves por parte del presidente, Andrés Manuel López Obrador,
quien le ha confirmado el respaldo institucional del mandato presidencial para
que ejerza a plenitud el poder público de la entidad.
A partir del anuncio de
su gabinete, Gómez Álvarez ha comenzado a experimentar el inevitable desgaste
del poder, porque la toma de decisiones desde el gobierno, siempre deja
insatisfacciones sociales que se convierten en la pérdida del capital político
para la clase gobernante; y en adelante, la gobernadora morenista deberá asumir
que enfrentará una crítica constante.
Liderazgos políticos que
eventualmente serán incluidos, pero que asumían tenían el peso institucional
para encabezar una Secretaría; o bien, el inevitable pago de facturas políticas
con sus aliados del PT y del PVEM, que ha generado la inclusión de cuadros con
un perfil muy menor con relación a la alta expectativa que aún genera la
alternancia en el poder desde el Estado de México.
En el corto plazo, la
morenista también deberá definir quiénes serán los candidatos a alcaldes,
diputados federales y locales, y en el terreno electoral se profundizarán las
fracturas internas; particularmente de aquellos grupos que se sientan
desplazados de las tareas del gobierno y de las electorales.
Delfina Gómez ha
anunciado una ampliación de los programas sociales, un frontal combate a la corrupción
y una apertura de audiencias ciudadanas con integrantes de su gabinete, como
parte sustancial del sexenio que comienza.
Desde todos los frentes,
la morenista incumplirá irremediablemente con todo lo prometido: el reparto de
apoyos siempre será insuficiente para las clases desprotegidas; los abusos y
los excesos de los subordinados le cargarán factura al ejercicio de su mandato;
y la apertura del gabinete a las necesidades sociales implicará evidenciar que
no hay presupuesto que alcance para todos.
Los más de tres millones
de votantes que, hasta hoy, son tres millones de expectativas sociales, y que
responden a su capital político; en el desarrollo del gobierno se puede
convertir en una desesperanza, una apatía y en el peor de los casos en la defenestración
del gobernante o del partido político en el ejercicio del poder. Delfina deberá
aprender a administrar ese bono social a su favor.
Es imposible que la
gobernadora entrante controlará todos los factores de su mandato, ya que siempre
hay imponderables: terremotos, pandemias, fracturas en la cúpula partidista,
subordinados que resultan ineficientes, presupuestos limitados y elecciones
constantes. Del Mazo puede dar cuenta de ello.
Al desgaste natural del mandato,
se debe añadir el papel de la oposición política, aquella clase gobernante que
muy envalentonada habla en contra del partido en el poder, pero que se abraza
con quien está por ascender a la gubernatura. Ahí, habrá una crítica constante,
sólida y con fines electorales en lo inmediato.
El tamaño del Estado de
México le ha otorgado un bono de legitimidad enorme, que puede ser revertido en
la medida que el ejercicio del poder incurra en abusos, excesos, omisiones,
negligencias o errores mayúsculos.
Delfina debe asumir que,
en el ejercicio del poder, es menester aprovechar su capital político para
legitimar su toma de decisiones; evitar las presiones internas de su partido; reconocer
las limitaciones propias del estado en el cumplimiento de sus promesas de
campaña y asumir que no siempre se gana.
La tenebra
La ascendencia política
y aceptación social de López Obrador no es para siempre. Y a partir de octubre
de 2024, los liderazgos de Morena tendrán su propio desgaste hacia la pérdida
de ese capital electoral.