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El Manual de Maquiavelo 14-10-2022

Francisco Ledesma / La batalla maestra

Hace cinco años, Morena solamente gobernaba el municipio de Texcoco, y a partir de una campaña electoral de amplia resistencia asestó un golpe de autoridad al priísmo mexiquense -que entonces detentaba la Presidencia de la República-, para alcanzar casi dos millones de votos en la elección por la gubernatura, y de paso, situarse como la primera fuerza política del Estado de México. Fueron los votos verdes y neoaliancistas los que salvaron el activismo electoral; y le dieron la victoria al priísta, Alfredo Del Mazo.

A la distancia, el escenario se ha modificado sustancialmente. El PRI ha pulverizado el poder político en apenas seis años; ya no detenta el poder presidencial, cuenta únicamente con tres gubernaturas; y enfrentará a Morena con todo el aparato del estado de su lado: el poder presidencial y la ascendencia política en más de la mitad de la población mexiquense, a través de gobiernos locales como Ecatepec, Neza, Chimalhuacán, Ixtapaluca, Chalco y Texcoco.

El Estado de México se ha convertido en la “batalla maestra”. Morena busca poner el último clavo en el ataúd con las preferencias de las tres más recientes elecciones que parecen irreversibles, muy a pesar de la probada estructura priísta que se ha levantado de los peores escenarios posibles, pero que nunca ha permitido la alternancia de la gubernatura heredada por Isidro Fabela.

En el espectro electoral morenista, la entidad mexiquense es prioridad. En el último mes, el presidente López Obrador ha prescindido de los dos mexiquenses con mayor ascendencia en su gabinete para enviarlos como candidata y coordinador de campaña a construir un triunfo electoral que, hoy más que nunca, mantiene una oportunidad histórica de vencer al Grupo Atlacomulco.

Para ganar la elección del 2023, se calcula una cifra por encima de los dos millones 500 mil votos. Morena tiene muy de cerca el objetivo si se toman en cuenta cuatro ejercicios de votación desarrollados en apenas cinco años.

En el 2017, Delfina Gómez alcanzó un millón 800 mil sufragios, postulada en solitario por Morena. Un año más tarde, en los comicios presidenciales, la exalcaldesa de Texcoco obtuvo 3 millones 842 mil votos -muy por encima de los tres millones de sufragios alcanzados por Eruviel Ávila en la elección de la gubernatura de 2011-, para ganar la elección al Senado de la República.

En 2021, Morena ratificó su condición como primera fuerza, con un millón 894 mil votos. Todavía el año pasado, en la consulta ciudadana por la rarificación de mandato, impulsó la participación de un millón 600 mil mexiquenses a favor del proyecto de López Obrador. Actualmente gobierna en 28 ayuntamientos, una cifra que podría marcar diferencia con respecto a los comicios de 2017.

Con ese preámbulo, la dupla Delfina – Duarte, trabajarán en el diseño de una estructura clientelar que, les permita reflejar en las urnas las preferencias que hoy les otorgan un triunfo anticipado en las encuestas electorales.

Si la elección del Estado de México pudiera evaluarse en una casa de apuestas, quizá los momios darían como favorita a Delfina Gómez -por el simple hecho de ser postulada por el partido gobernante-, sin importar la rivalidad que le pongan enfrente. La todavía senadora es la rival a vencer de la elección venidera.

Lo cierto es que, el priísmo mexiquense está hecho para ganar en los escenarios más adversos, teniendo de su lado los poderes formales y fácticos, en la defensa de sus intereses, de sus negocios y de sus componendas políticas. La elección del Estado de México no está resuelta, y eso preocupa y ocupa la toma de decisiones desde Palacio Nacional, en la denominada “batalla maestra”.

La tenebra
Las elecciones se ganan no por el que haga más o menos trampa, sino por quien tenga la habilidad para no ser descubierto, ya sea al margen o fuera de las reglas electorales.

 

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