El Proyecto Transexenal Francisco Ledesma
El que está por iniciar –con el gobierno de Eruviel Ávila Villegas al frente de la administración mexiquense- será sin duda la tercera gestión que lleve como base el proyecto transexenal que inició en 1999 el ex mandatario Arturo Montiel Rojas. La influencia del montielismo, al inicio del peñismo y lo que se avizora con la ascendencia eruvielista, es innegable para pensar que el ex precandidato presidencial permanece vigente en la política local mexiquense.
En 1999, el entonces dirigente estatal del PRI, Arturo Montiel se hizo de la candidatura a gobernador. Previamente declinaron a su favor, el entonces senador Manuel Cadena Morales, y Heberto Barrera Velázquez, hoy resucitados de su vida política, tras el oscurantismo que les dejó el actual sexenio que se encuentra en los estertores de su existencia. Cadena como diputado federal y Barrera como secretario adjunto del PRI estatal. Los hijos de ambos gozan de una cercanía envidiable para cualquier militante con Eruviel Ávila.
En el camino priísta, Montiel dejó a Humberto Lira Mora y a Héctor Ximénez. Se trataba de un tiempo político harto complicado para el priísmo y el desprestigio de su imagen. Montiel se enfrentó al panista José Luis Durán Reveles, en los comicios más competidos de la historia, pero se impuso con la maquinaria priísta más robusta del país.
Tan pronto como ascendió al poder, se distinguió un grupo de políticos jóvenes, que fueron poco a poco excluyendo a la vieja guardia del priísmo mexiquense, en un relevo generacional obligado. Los llamados “golden boy´s” no sólo eran políticos jóvenes, sino que cuidaban tanto su aspecto físico como un metrosexual de pasarela. Su líder era el novato Enrique Peña Nieto.
Un grupo compacto integrado por Carlos Iriarte Mercado, director de la Policía Estatal; Luis Miranda Nava, subsecretario de Asuntos Jurídicos; David Korenfeld, entonces director CRESEM y Miguel Sámano Peralta como secretario particular. Montiel los formó, y vio en ellos un proyecto transexenal, que le permitiera consolidar a un conjunto de personas bajo su sello de hacer política.
En los tiempos decisorios de 2005, cuando en la candidatura saltaban todavía los nombres de Carlos Hank Rhon e Isidro Pastor, entre otros; fueron los golden boy´s quienes convencieron a Montiel de inclinarse por Enrique Peña, oriundo de Atlacomulco. La decisión del gobernador en turno fue inobjetable.
En los primeros dos años del gobierno peñista, la influencia del montielismo fue innegable. Tan sólo en su gabinete inicial Peña Nieto ratificó a 6 funcionarios de su antecesor: Fernando Maldonado, Benjamín Fournier, Alfonso Navarrete, Eduardo Segovia, Laura Barrera y Lorena Cruz. Tras el escándalo judicial de Montiel; Peña Nieto se deslindó paulatinamente e inició el ejercicio personal del poder. La marginación de muchos montielistas fue evidente.
Con el paso de los años, la exclusión se convirtió en molestia. Desde entonces, Montiel fue un operador político que recuperó el poder que sentía perdido. En las elecciones locales de 2009 hizo lo suficiente para colocar a los suyos en importantes posiciones de decisión. En la legislatura local ingresó a Carlos Iriarte Mercado y Miguel Sámano Peralta –ambos considerados golden boy´s-. En San Lázaro, se colaron Alfonso Navarrete y Manuel Cadena Morales –ex procurador y ex secretario general de gobierno respectivamente-.
En las alcaldías insertó en Metepec a Ana Lilia Herrera Anzaldo –ex secretaria de Desarrollo Social-; y en Ecatepec a Eruviel Ávila Villegas; quien a la postre sería su proyecto transexenal para hacerlo primero candidato del PRI a gobernador, y hoy convertido ya en gobernador electo. La operación de Montiel deja ver su oficio político, y su regreso al poder. Le ganó la partida a los ex gobernadores Emilio Chuayffet y Alfredo del Mazo; y al propio mandatario actual Enrique Peña Nieto, con sus respectivos proyectos de sucesión.
Fue durante el mandato montielista cuando Eruviel Ávila fue por primera ocasión alcalde de Ecatepec, y cuando definió Eruviel a Montiel como aquél “árbol frondoso” –según lo balconeó el ex candidato perredista Alejandro Encinas. La conformación de su equipo de campaña –en mayo pasado- no deja lugar a dudas sobre la influencia que Montiel ejercerá sobre Eruviel. Los montielistas esperan que éste sí sea el sexenio que ellos añoraron en 2005.
Bajo esa lógica, Eruviel Ávila sabe que el equilibrio en su gabinete –entre los Valles de México y de Toluca- es fundamental para tener un amplio margen de maniobra política. Llevar a la marginación que operó en los últimos años, sería tan riesgosa como enemistarse con el Grupo Atlacomulco, a quien pidió lo adoptaran durante su precampaña electoral en marzo pasado.
El proyecto transexenal de Montiel, no sólo consiste en continuar con su forma de hacer política, ni en las obras o proyectos que dejó inconclusos cuando fue gobernador. Se trata de que permanezca vigente y robusto su grupo político, frente a la injerencia que también tienen los otros ex gobernadores, y la influencia que buscará ejercer el mandatario saliente como puntero de las encuestas presidenciales.
El regreso a la política de Montiel es una realidad. Y a partir del 16 de septiembre se verá, se escuchará y se sentirá.
La tenebra
El de Eruviel Ávila será el gobierno de mayor complejidad para conciliar intereses. En la confrontación, tendrá que consensar con tres ex precandidatos presidenciales; y un precandidato que es puntero en las encuestas.