El desgaste del poder
Francisco Ledesma
Los números con los que arranca el panista Luis Felipe Bravo Mena en su intención por suceder a Enrique Peña Nieto prenden focos de alerta entre el panismo no sólo mexiquense, sino también nacional. Las elecciones del próximo 3 de julio podrían ser más que una simple derrota, y convertirse en una catástrofe electoral pese a que es el partido en el poder presidencial.
Al ubicarse en el tercer sitio de la intención del voto cuando faltan poco más de 60 días para la elección mexiquense hace pensar en una tendencia irreversible y casi inercial de cara a los comicios presidenciales de 2012, donde podría irremediablemente entregar el poder al que asumió producto de un efecto Fox hace ya casi once años.
Lo que enfrenta hoy el panismo es producto de un desgaste en el poder. Se trata de una circunstancia inalterable, como resultado de su asunción a Los Pinos, bajo el manto de una amplísima expectativa abierta por el foxismo, y que paso a paso, y el tiempo como cómplice de esa realidad palpable, el PAN al igual que cualquier partido en el gobierno ha sido víctima de sus excesos, atado por sus omisiones, y vapuleado por sus errores en el ejercicio del poder.
El partido del cambio, que tanto pregonó, abandonó casi de inmediato sus promesas políticas, sus principios ideológicos, y cegados por el poder decayó en la remembranza de lo que antes condenaba. Hoy en día, millones de mexicanos están convencidos –sin argumentos sólidos en ello- que el PAN es más autoritario y corrupto que el PRI.
En un país con memoria muy corta, lo que se tiene hoy es un país más inseguro que hace once años, y el dinero ha devaluado significativamente su poder adquisitivo, resultó entonces que la amenaza que representaba el peligro para México –de traer consigo una crisis económica- cumplió la profecía funesta a pesar de que ganó el candidato de las manos limpias.
Víctima de una carencia de legitimidad, Felipe Calderón se encuentra sumiso a los poderes fácticos. Hoy Televisa le dicta agenda para ir en contra de Slim. Entrampado en su lucha contra el narcotráfico carece de elementos para decir que su estrategia va ganándole a la delincuencia. Ni siquiera elementos tiene para decir que su gobierno es eficaz.
Lejos se encuentra de sus grandes lemas de campaña. ¿Vivir Mejor? Frente a la inseguridad y la carencia económica. ¿Presidente del Empleo? Cuando los índices de desocupación han marcado números históricos. ¿Manos Limpias? En medio de los turbios negocios de Pemex entre los Mouriño y César Nava al amparo del poder. El caos que vive Calderón es manifiesto y palpable.
No existen tampoco elementos para decir que las otras opciones –PRI y PRD- tengan fórmulas mágicas para sacar del atolladero del país. Por el contrario, pareciera que el espasmo político que sufre México es responsabilidad, sin distingo, de la clase política mexicana, que arrebata espacios de poder, que chantajea en lo legislativo, y que ve en la política una herramienta para imponer sus intereses, sus negocios por encima de sus postulados e ideas.
Pero en esa realidad infranqueable, y a veces irremediable, es el PAN quien en la percepción social mantiene un desgaste del poder mayúsculo. El PRI por ahora, es el partido menos rechazado por la población, beneficiado en la jerga de intereses y exento de la polarización entre panistas y perredistas fomentada desde el 2006, y alimentada por una guerra sucia que resquebrajó la política.
Un punto aún peor para el electorado mexicano, es el hecho de que en el 2000 cuando emitió un voto de castigo al priísta Francisco Labastida, lo hizo también en contra de ese presidencialismo represor, autoritario, omnímodo. Pero buscó erróneamente y de forma contradictoria que una figura mesiánica –representada por la frivolidad foxista- resolviera en 15 minutos, y con changarros y vochos, los grandes atrasos del país.
En ese transcurrir, que marca un trayecto de diez años, el PAN parece paralizado en el tiempo. Luis Felipe Bravo Mena sigue ensimismado en el discurso de que se requiere una alternancia política, algo que ya ha quedado rebasado en el espacio. Y en esa misma estrategia está montada la caballada del panismo para 2012, aunque los indicios a la vista es que el regreso del PRI está próximo y sin obstáculos manifiestos.
La tenebra
Eruviel Ávila estuvo ayer en San Lázaro. Viva el Rey, Muera el Rey. El monarca sucesor de Peña Nieto se presentó frente a la poderosa mayoría legislativa de 237 diputados federales priístas -45 de ellos mexiquenses-. La historia dice que pese a ser el más avezado en las encuestas, dejar el poder incluye una decadencia de jerarquía política. Quien asume el trono se vuelve en el todopoderoso. El destierro de Peña Nieto está muy cerca, en esta monarquía que transcurre en seis años.