Francisco Ledesma / La sucesión que viene
La sucesión más
relevante para el horizonte delmacista, no es siquiera la entrega de estafeta
de la gubernatura estatal a la morenista Delfina Gómez. La toma de decisiones
que trasciende al sexenio gubernamental se concentra en la dirigencia del priísmo
mexiquense, que tan pronto como se resolvió la derrota de Alejandra del Moral,
ha sido la causa de una mayor escisión entre Alejandro Moreno y Alfredo Del
Mazo, en una disputa que ha comenzado a salirse de control.
En próximas semanas,
Eric Sevilla -uno de los hombres de mayor confianza para el mandatario actual-,
deberá presentar su renuncia al cargo de dirigente estatal del tricolor; mismo
que asumió en febrero de 2022, con tres encomiendas: hacer candidata a
Alejandra del Moral, construir una alianza con PAN y PRD; y ganar la elección
del 4 de junio. A la distancia, cumplió dos de tres.
Con la dimisión de
Sevilla, será él quien asuma la responsabilidad electoral de la derrota, y con
ello, apresurará la renovación del comité estatal que tendrá un desafío
mayúsculo inmediato, ante el inminente ascenso al poder público por parte de
Delfina Gómez, en una histórica alternancia en el espectro político.
En un trámite prudente,
pero urgente, la designación de un nuevo presidente del PRI estatal, obedece a
la necesidad de que sea alguien cercano a los afectos del todavía gobernador en
turno; y cerrarle el paso a quienes, desde los tiempos de la precampaña,
jugaron a la indisciplina para regatearle al mandatario estatal las facultades
metaconstitucionales, las cuales está en condiciones de ejercer para mantener
su ascendencia en el futuro inmediato.
El priísmo local siempre
ha sido renuente a las imposiciones desde el centro. Como muestra, está la
anticipada renuncia de Mario Ramón Beteta en la década de los ochenta, porque
los grupos estatales no le reconocían liderazgo; o bien, cuando las élites
locales se opusieron a la postulación de Carlos Rojas, y prefirieron decantarse
por Arturo Montiel, pese al rechazo del chuayffetismo.
Montiel libró su propia batalla
contra el priísmo nacional, cuando se enfrentó a Roberto Madrazo: para imponer
primero a Enrique Peña como candidato sobre Carlos Hank Rhon; y luego en la
disputa de la candidatura presidencial, que derivó en una de las peores crisis
del partido en la elección de 2006.
A la distancia, hoy, un
puñado de diputados federales mexiquenses se han alineado con Alejandro Moreno
para asumir el control de comité estatal; pero Del Mazo ha decidido que sea su
grupo político, quien defienda al partido, y lo rescate de su más dolorosa
derrota. Se ha asumido como heredero de una dinastía priísta que no piensa
abandonar -y no irse de largo por una embajada-, pero sobre todo, empezar desde
aquí, la reconstrucción del partido hacia lo nacional.
Enormes sectores de la
militancia tricolor y la alta burocracia estatal, achacan la derrota a Del
Mazo, cuando el problema radica en una marca partidista que ha perdido
invariablemente 30 elecciones de gubernatura durante el sexenio presidencial; producto
de la defenestración de su clase gobernante que, durante los últimos años ha
terminado en la cárcel, en la ignominia o el autoexilio.
Alfredo Del Mazo ha
salido al paso, y enfrentará su propia ruta de recuperación política a partir
de incidir en la designación de un nuevo dirigente estatal del PRI, porque desde
ahí marcará las condiciones de las candidaturas -locales- de alcaldes y diputados
estatales que estarán en contienda el año entrante.
Ahora, desde el PRI
local y en la Legislatura estatal, se podrá tener una postura más robusta y de
oposición más combativa hacia la próxima gobernadora, con el actual presidente
de México, y la candidatura presidencial morenista. Las formas ya no son
necesarias, porque se requiere resucitar al otrora partidazo.
La tenebra
Se habla de traiciones,
pero los mismos coordinadores de la candidata de Alito, se convirtieron en operadores
de la campaña electoral de Alejandra del Moral; y desde ahí, perdieron sus
casillas, sus distritos, sus municipios. Alguien miente, o el campechano no tiene
bien los otros datos.