El Manual de Maquiavelo 01-12-2023
Francisco Ledesma / El pragmatismo de Couttolenc
El pragmatismo del
Partido Verde en el Estado de México resulta incongruente e inadmisible para
sus electores; es una ventana que construye una narrativa contradictoria entre sus
esfuerzos proselitistas y la conducta de su dirigencia. La apuesta de su presidente
José Couttolenc es indefendible cuando se concentra en empoderar lo que tanto
dijeron combatir en la más reciente batalla electoral.
Tras los comicios por la
gubernatura mexiquense, las élites ecologistas se han esforzado por
sobrevalorar su peso político, a partir de la innegable transferencia de votos
que le otorgó Morena en su convenio de coalición. Lo cierto es que la presencia
del Partido Verde es marginal, con todo y los supuestos liderazgos expriístas y
expanistas que ha reclutado durante los últimos cuatro años.
El eruvielismo ha tomado
por asalto a la causa ecologista, encabezados por Erasto Martínez -el operador
financiero del exgobernador priísta- y Cruz Roa -operador político del
ecatepense-. Sin embargo, en sus tareas por convencer a más priístas de cambiar
de camiseta y sumarse a un partido que poco hace por defender la causa
ambientalista más allá de plantar arbolitos, se evidencia que su único interés
es vender una falsa idea de crecimiento electoral.
Roa se ha dado a la
tarea de reclutar a diputados con quienes compartió la tarea de ser su
coordinador: Tanya Rellstab y Carolina Guevara han mordido el anzuelo, pero no
porque hayan cambiado sus ideales políticos -los cuales quizá nunca tuvieron-,
sino por el desencanto de que en el priísmo ya no tenían espacio de
participación. Con la defenestración política del tricolor, asumen que la única
manera de mantenerse en el presupuesto es en otro partido emergente.
Couttolenc tropieza en
su discurso de que combate a la política de la corrupción, cuando descansa su
dirigencia en la operación financiera de un sexenio que se caracterizó por
dejar hospitales, obras y carreteras a medio construir. No sólo eso, los
cuadros que presume el dirigente ecologista ni son jóvenes, ni son ambientalistas,
y hay profundas dudas de que sean impolutos.
En el pragmatismo del
dirigente que goza de promocionarse en anuncios espectaculares bajo el
subterfugio de entrevistas mediáticas, es una ecuación de ganar – ganar. Por un
lado, con la presencia de exalcaldes y exdiputados pretende obtener una
presencia imaginaria; y por otra parte, quienes ya fueron olvidados por sus
partidos, abren la puerta al régimen hoy en el poder.
La evidencia de la
campaña reciente es única: Couttolenc fustigaba a la clase gobernante que hoy
pretende redimir; mientras que esos mismos expriístas fueron en la víspera quienes
hicieron campaña a favor de Alejandra del Moral con el propósito de evitar que
el morenismo se apropiara del Estado de México.
Lo que no advierte la
presidencia mexiquense es que la deslealtad de quienes se han quitado el
chaleco rojo de la campaña delmoralista, le puede resultar contraproducente
cuando asuman una operación política más activa y agresiva, que termine por
relegarlo de la toma de decisiones con el arropo de quienes dominan el Verde a
nivel nacional, donde Eruviel Ávila negocia su ascenso con el valioso voto de
senador que puede decantar a favor de la 4T.
Para los electores
ecologistas queda en el limbo su identidad partidista y su carrera de
militancia, porque aun cuando lleven años en esta causa, han sido desplazados
-ayer por priístas que eran ungidos diputados- y serán relegados -hoy por expriístas-
que buscarán reivindicar sus posiciones de poder en municipios y distritos que
pretenden dominar como si fuesen de su propiedad.
Esa es la narrativa del Partido
Ecologista decidido a sepultar al régimen priísta a través de expriístas que
han renunciado a sus pecados al enfundarse en el chaleco verde. El pragmatismo
se vuelve insostenible desde todos los frentes.
La tenebra
¿Y la Ley de la Juventud
que tanto promocionaba la delegada del PRI en el Estado de México? ¿Dejó de ser
prioridad cuando ya no fue candidata a gobernadora?