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EDITORIAL (01-05-2017)

Las más recientes encuestas publicadas en la víspera del debate de la semana pasada, las preferencias electorales manifiestan un empate técnico entre Delfina Gómez y Alfredo del Mazo, con una ligera ventaja para la opción de izquierda.

En la recta final de la elección por la gubernatura del Estado de México, la contienda parece encaminada a una soterrada lucha entre el priísta Alfredo del Mazo Maza y la morenista Delfina Gómez Álvarez. En su estrategia electoral, se advierte la búsqueda desesperada por convencer del voto útil, que posibilite desfondar a los otros candidatos y afianzar sus preferencias entre los poco más de once millones de votantes que conforman la lista nominal del estado.

En las últimas horas, Delfina ha contemplado la posibilidad de que el candidato perredista, Juan Zepeda, decline de su postulación a favor de Morena. De inmediato, el exalcalde de Neza ha descartado desistir de su aspiración, aun cuando sabe que su partido y su candidatura se han rezagado en la competencia.

ZepedaEn la víspera de la definición de las candidaturas, el perredismo se mostró renuente de coaligarse con el panismo. Puso por delante la posibilidad de aliarse con Morena y el PT. Con el segundo incluso registró su coalición, que al final del proceso fue desechada por la élite petista que impuso la candidatura en solitario de Óscar González Yáñez. De Morena, sólo recibió rechazo por formar parte del Pacto por México que trajo consigo las reformas estructurales del peñismo.

Desde la izquierda, se anticipa que Gómez requiere de convencer a la izquierda que la única candidatura competitiva para derrocar al priísmo en su principal bastión electoral -y tierra del presidente Enrique Peña- es la de Morena, como resultado del empuje que concita la figura de Andrés Manuel López Obrador.

En paralelo, desde la subrepticia política mexiquense hay quienes anticipan, que desde el Grupo Atlacomulco se haría lo suficiente para resolver las componendas que implicaría que la candidata panista, Josefina Vázquez Mota, haga el trabajo sucio en contra de Delfina Gómez, y favorezca la candidatura de Alfredo del Mazo. Desde esa lógica, el priísmo podría incidir a favor del panismo en la elección presidencial del año entrante, que se perfila también cerrarse entre la candidatura del PAN y el propio López Obrador, líder nacional del Morena.

En los escenarios electorales que encabezan Del Mazo y Delfina sólo se anticipa una lucha por el poder, con pocos matices ideológicos o de propuestas. Alfredo con la promesa de conservar lo que se tiene; Delfina con la propuesta de combatir lo necesario, y cambiar lo suficiente.

Lo cierto, es que la contienda electoral que parece polarizarse entre el partido oficial y el que mayores posibilidades tiene de generar una alternancia, también dejan de manifiesto que resulta un exceso las opciones partidistas con presencia en el espectro electoral mexiquense: todas con acceso a recursos públicos.

Algunas opciones con más de dos décadas con presencia en el Estado de México, incluidos partidos que participan en alianza con el priísmo, apenas si obtendrán votaciones por encima del cinco por ciento, lo que refleja la necesidad de reconfigurar el sistema democrático para consolidar contiendas de alta participación y profunda competitividad en las urnas.

Por ahora, la contienda electoral mexiquense ha entrado en su recta final, y el electorado deberá tomar definiciones con campañas que profundizan en los contrastes, en una guerra sucia inédita y que parecen también apostar a una baja participación para ganar con sus estructuras y su voto duro.

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