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Ecléctica

¿Hubo traspaso de poder?

Israel Dávila

Cada seis años cuando culmina el periodo de un gobernador, éste adopta el bajo perfil, desaparece de la escena pública, al menos por unos meses, para dar paso al ascenso del nuevo mandatario. En términos formales, se da lo que se llama la transmisión del poder. El nuevo titular del Ejecutivo estatal no sólo asume la jefatura de gobierno en la entidad, sino también la jefatura política del estado. Con la salida de Enrique Peña Nieto de la gubernatura y la asunción de Eruviel Ávila a esa circunstancia parece que no ocurrió. El mandatario saliente sigue siendo para muchos priistas, el jefe de la clase política mexiquense, más aún cuando se apresta al asalto de la candidatura presidencial por el PRI, pero además, Peña Nieto no ha soltado de todo, el control de la jefatura de gobierno de la entidad. Así lo reconocen  presidentes municipales, diputados locales y federales e incluso parte de la oposición quien aún toma como interlocutores a incondicionales del ex mandatario. La prueba más clara de que  Peña Nieto sigue siendo no sólo el jefe político de la entidad, sino hasta el jefe de gobierno de la entidad, es que éste  ha copado las principales posiciones de la nueva administración estatal que encabeza Eruviel Ávila Villegas, quien a su vez, da muestras de que sigue estando bajo los designios de su antecesor. Peña Nieto mantiene, con la complacencia de Eruvuel Ávila,  el control político de la entidad, a través de la secretaria general de gobierno;  a través de Ernesto Nemer, quien desde hace un par de años, es incondicional a Luis Miranda Nava, quien ocupara esa posición con Enrique Peña como gobernador. Nemer tendrá el manejo de los hilos políticos de la entidad. Responderá sí, a las instrucciones de Eruviel como gobernador, pero su lealtad estará con Peña Nieto. Será el contrapeso para la designación de candidatos a alcaldes y diputados, para evitar que la clase política del Valle de México acapare las principales posiciones. Con la permanencia de  Raúl Murrieta Cummings en la Secretaría de Finanzas, Peña Nieto también mantiene el control financiero de la entidad, y  tiene garantizado, que del estado de México, se inyecten recursos para financiar sus actividades proselitistas en precampaña y hasta la campaña. La Seguridad Pública estatal también responde a los deseos del gobernador saliente. La cabeza de esta delicada área es nada menos que el tabasqueño, Salvador Neme, compadre de grado del ex mandatario mexiquense. Si a esto le sumamos el control clientelar que se maneja desde la Secretaria de Desarrollo Social, que encabezará Patricia Vilchis, ex colaboradora de Peña Nieto, y que los negocios de las concesiones carreteras, seguirán en el equipo peñista con Apolinar Mena Vargas, como secretario de Comunicaciones, no hay duda de que el ex mandatario, mantiene el control de las áreas fundamentales del gobierno mexiquense. Todo ello forma parte del pacto que asumieron Peña Nieto y Eruviel Ávila cuando el primero escogió al segundo como sucesor. Eruviel Ávila mantendrá el bajo perfil, cumplirá sus compromisos de ceder espacios al ex gobernador, para garantizar al menos, el apoyo económico y político para obtener la candidatura presidencial. Si Peña Nieto consigue la candidatura y luego gana la Presidencia de la República, seguirá mandando en la entidad, no veremos cambios ni en la clase política del PRI del estado y menos del gobernador en turno, quien hasta ahora no ha dado visos de querer dejar de ser subordinado de Peña Nieto.

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