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Ecléctica

La desgracia de la oposición en el Edomex

Por Israel Dávila

Nos van a meter una madriza”, me han repetido una y otra vez dirigentes y cuadros políticos de la oposición en el estado de México.  Sus augurios de lo que sucederá en la elección local son por demás pesimistas y pronostican, que, como en el 2009, el PRI y sus aliados volverán a arrasar en los comicios de presidentes municipales y diputados.

Lo mismo panistas, que perredistas,  petistas que de Movimiento Ciudadano,  señalan que con una elección tan corta, apenas 35 días de campaña y con el aparato gubernamental de su lado y con el control del árbitro electoral, el PRI no tendrá problema para retener los 97 municipios que actualmente gobierna y ganar algunos más.

El principal argumento  para tener este síntoma derrotista es que la elección volverá ser inequitativa y desigual. Podrán tener razón en esta excusa, pero durante tres años, ni PAN, ni PRD han hecho algo sustancial en el estado que les permita entrar a procesos electorales  en otras condiciones.

No se han preocupado por corregir sus errores, por erradicar vicios que los llevaron al lugar donde se encuentran, o bien, al menos  dejar ese papel de oposición complaciente que durante más de una década tienen con el gobierno del estado.

Hoy se quejan y se rasgan las vestiduras de la poca transparencia y rendición de cuentas que existe en el estado, de la pérdida de autonomía de organismos como el Instituto de Transparencia, de la Comisión de Derechos Humanos o del instituto Electoral; se lamentan de la intromisión del Poder Ejecutivo en el  Legislativo y en el Judicial, pero en su momento, cuando fueron mayoría en el Congreso, no se atrevieron a sentar las bases de un régimen democrático a la altura de las exigencias actuales, no hicieron las reformas que impidieran un gobernador todopoderoso. Lo que hicieron fue sucumbir a la cooptación, a la dádiva, al dinero fácil.

La oposición en el estado de México no tiene cara para quejarse de su desgracia y acusar al de enfrente.  Se debe mirar a sí mismo, y corregir los errores.

Hoy, con una actitud derrotista se aprestan a enfrentar otra elección. Sus aspiraciones no son mayores que a conservar  los pocos espacios que les quedan en los cabildos municipales. Hoy, como nunca antes, las candidaturas a regidor fueron más peleadas que las de presidente municipal o diputado.  Lamentable espectáculo. Evidencian su cortedad de miras. Allá ellos.

PT y Movimiento Ciudadano  son los únicos en la oposición que aspiran a crecer, pero no en base a su trabajo en las calles, o en los gobiernos que encabezan. Apuestan todo al capital de Andrés Manuel López Obrador y los votos que en la elección local, éste les pueda generar.

En tanto no cambien su chip y decidan ser una oposición responsable, crítica y constructiva, la madriza que dicen les van a meter, se la tienen bien merecida.

 

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