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Ecléctica

Edomex sin maquillaje

 

Por Israel Dávila

 

El próximo lunes el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto rendirá su sexto y último informe de gobierno y gracias a la legislación actual, en las próximas horas, el mandatario podrá aparecer –como ya lo hace el presidente Felipe Calderón—en las pantallas de televisión, presumiendo sus logros y mostrando el lado bonito de su mandato.

 

No hay que ser genio para saber que Peña Nieto se ufanará de haber cumplido los 608 compromisos que asumió en campaña y que instauró, dice, una nueva forma de gobernar, cumpliendo a la gente.

Sí, no podemos negar que durante su gobierno  el estado ha habido avances, pero tampoco podemos soslayar que existen saldos negativos.

 

Uno de sus mayores logros fue detener el crecimiento exponencial que había registrado la deuda pública en las últimas tres administraciones estatales,– dejando un saldo de 28 mil 500 millones de pesos, frente a 32 que recibió de pasivos de la gestión de Arturo Montiel—pero no podemos pasar por alto, que con la instrumentación de los denominados PPS, el gobierno del estado tiene compromisos para pagar  40 mil millones de pesos a la iniciativa privada, monto que se tendrá que cubrir  en los próximos 25 años.

 

Debemos reconocer que, ahora, el Estado de México está más y mejor comunicado, aunque la mayoría de las carreteras que construyó el originario de Atlacomulco son de cuota. También es justo reconocer que el Aeropuerto Internacional de Toluca ha dejado de ser el elefante blanco que fue durante casi dos décadas.

 

Está claro que con Peña Nieto hubo avances en construcción de infraestructura, aunque casi toda ella se desarrolló con capital privado, a través del esquema de concesiones o los denominados PPS.  Las adjudicaciones de las obras más importantes recayeron en cuatro consorcios: Hermes de los Hank; OHL, de capital español; Carso-Ideal, del emporio Slim; y Teya, una constructora hasta hace mucho no muy grande propiedad de Juan Armando Hinojosa, uno de los amigos consentidos de Peña Nieto.

 

También se pueden reportar avances significativos en construcción de redes hidráulicas, para dotar de agua a los mexiquenses, pero existen aún franjas donde el servicio no es regular. El tema del drenaje, sobre todo en el Valle de México se encuentra rebasado, por eso son tan recurrentes las inundaciones que afectan a miles de ciudadanos que en unas horas lo pierden todo.

 

En el sexenio de Peña Nieto, la pobreza en términos generales disminuyó según cifras del Coneval  en un uno por ciento, al pasar del 43.9 por ciento de la población total en esta condición,  al 42.9 por ciento, sin embargo se acrecentó cuando se habla de pobreza extrema, es decir, que aquellos que no tienen ni para comer, al pasar de un millón de mexiquenses en 2008 a un millón 250 mil en 2010.

 

Con Peña Nieto la educación no mostró grandes avances. La mayoría de las escuelas de nivel básico requieren de mantenimiento; aunque se construyeron decenas de preparatorias, la oferta aún está muy por debajo de la demanda y en la educación superior sólo logran acceder 3 de cada 10 solicitantes.

 

Hay temas en los que Peña Nieto no pudo avanzar, como el del empleo. La entidad mexiquense tiene una de las tasas más altas de desocupación en el país con 6.6 por ciento,  frente al 5.2 de la media nacional, según reporta la más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, que levanta el Inegi. Al inicio de la actual administración 4 personas de cada 100 estaban sin trabajo, en tanto que ahora hay 6 por cada centena.

La seguridad también es una asignatura pendiente del mandatario, aunque como nunca antes se destinaron grandes cantidades de recursos a esta área.

 

El último reporte de Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros  (AMIS), indica que el estado  de México es donde más se roban autos de todo el país, con casi el 21 por ciento del total de los que se roban en las 31 entidades federativas y el Distrito Federal. También somos el estado dónde más secuestros se cometen. Son más 600 en el sexenio de Peña Nieto, según las actas levantadas ante el ministerio público.

 

En el marco de la crisis de violencia que vive el país producto del crimen organizado, el estado de México contabiliza más de mil ejecuciones o muertes violentas en los últimos seis años. Al inicio se veían ejecutados abandonados en terrenos baldíos, y ahora hasta cadáveres decapitados se dejan colgando de puentes.

 

En este periodo de gobierno, en el estado se lograron asentar cárteles de la droga, como los Beltrán Leyva y La Familia Michoacana. En Huixquilucan y Atizapán de Zaragoza, se descubrieron casas donde se escondían Arturo Beltrán Leyva, Gerardo Álvarez “El Indio” o Edgar Valdez Villareal, alias “La Barbie”. Tras la muerte y captura de estos vino el auge de La Mano con Ojos y ahora del Cartel del Centro.

 

Los feminicidios fueron un dolor de cabeza para el mandatario, ya que organizaciones no gubernamentales ubican a la entidad como un foco rojo en la comisión de este delito, al grado que quisieron se decretara la alerta de género por las casi mil muertes violentas de mujeres. De éstas, casi el 50 por ciento no han sido resueltas, lo que habla del clima de impunidad y la falta de una procuración de justicia pronta y expedita.

 

Como colofón basta recordar que decenas de abusos cometidos en el operativo policiaco  de Atenco en 2006, no fueron castigados, y como caso más emblemático, no puede olvidar la resolución del caso de la niña Paulette, que a nadie convenció por inverosímil.

 

Con estos avances y estos rezagos, Peña Nieto dejará el estado de México para buscar la candidatura presidencial de su partido. Durante seis años, el mandatario trabajó para mantener su popularidad intacta, a través de un manejo impecable de la imagen, pero poco se sabe de esta realidad mexiquense, que no tiene reflectores y mucho menos está maquillada para el espot.

 

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