Ricardo Moreno**
La retórica política es fundamental para establecer nexos entre los políticos y la ciudadanía. Se requiere entonces la existencia de una base ideológica y de entendimiento que sea atractiva y creíble para la gente. La base de la comunicación política radica en la manifestación de ideas y de programas, propuestas como comúnmente se denomina, tendientes a lograr el desarrollo de la población o, en su caso, a superar un estado de crisis social, política o económica.
La retórica política se acompaña, generalmente, de adjetivos calificativos tendientes a desacreditar las posturas o acciones de los adversarios. Sin embargo, la retórica para que tenga el efecto deseado requiere de credibilidad de lo que se dice y de quien lo dice.
Es común que la clase política recurra con frecuencia a la descalificación como recurso retórico, sin embargo, ello no le da razón sino sirve únicamente para mantener una base o clientela que ya simpatiza con quien emite el mensaje. Ese lenguaje sirve para azuzar más que para convencer.
Los políticos en la mayoría de las ocasiones hablan a sus simpatizantes y utilizan los adjetivos y las descalificaciones para mantener la atención de quienes son afines a sus causas, aunque el grueso de la población no se identifica ni con la persona que emite esos mensajes ni con sus causas porque no resultan creíbles, pues existe un distanciamiento natural entre la población y los políticos.
Traigo esto a colación por el momento político y la cantidad de adjetivos y mentiras que la oposición ha venido utilizando desde el inicio del gobierno de la 4T. Uno de sus principales errores ha sido la comunicación política y la retórica de odio, clasismo y mentiras. No existe, o al menos no lo han externado, un verdadero programa u oferta política que contraste con la del actual gobierno. Carecen de credibilidad por su pasado reciente, que una buena parte del electorado ha rechazado en las urnas. Aún así, insisten en crear la percepción de que los gobiernos anteriores eran mejores o que, tal vez, las políticas públicas por ellos impulsadas fueron mejores a las actuales. No se han detenido un poco a explorar ni a explicar con claridad sus argumentos.
Insistieron hasta hace pocos meses en la falsedad de que el AIFA era imposible de construir por el diseño del espacio aéreo más allá de las cuestiones políticas o costos financieros. Utilizaron ese argumento para tratar de imponer la construcción del nuevo Aeropuerto en Texcoco y mintieron. No solo era sino que es posible el rediseño del espacio aéreo y la verdad saltó a la vista. Lo mismo ha sucedido con la nueva refinería o el Tren Maya. Lo han descalificado y han hecho todo lo posible para detener las obras recurriendo, por lo general, a la mentira.
La derecha debería de repensar y calibrar su retórica. La efectividad de su mensaje está en tela de juicio y así lo demuestran los recientes resultados electorales, la retórica política no solamente debe ser utilizada para arengar a los propios sino para convencer a la ciudadanía.
A final de cuentas, los militantes y simpatizantes de los partidos son una pequeña parte de la sociedad. A esa es a la que hay que convencer y hasta la fecha han fracasado.
** Senador suplente. Ha sido diputado federal y local. Se ha desempeñado como representante de Morena ante el Instituto Electoral del Estado de México. Fue secretario del Ayuntamiento de Toluca.
