Toluca, Edomex; 27 de febrero de 2023.- La marcha en defensa del INE mostró la polarización política que prevalece en el país desde hace al menos quince años, y que se ha profundizado durante el actual sexenio gubernamental. La movilización ciudadana estuvo siempre propagada por las élites del poder público, quienes pugnan por sus propios intereses y cotos de negociación.
En Toluca, fue notoria la asistencia del dirigente estatal priísta, Eric Sevilla; y otra militancia del tricolor inmersa en la futura campaña electoral como Ricardo Aguilar, Melissa Vargas y María Elena Barrera. Ahí también reapareció Francisco Barrera -hijo de la exalcaldesa de Toluca-, quien hasta hace algunos años pretendía hacer carrera política, a través de las filas del Partido Verde.
Los panistas tienen claro que su futuro en el Estado de México se encuentra nulificado; quizá esa haya sido la razón por la que optaron asistir a la marcha de la Ciudad de México. Escoltando a Santiago Creel -su mayor figura nacional- aparecieron Enrique Vargas y Anuar Azar; junto a Marko Cortés. En su cálculo político buscarán posiciones hacia las elecciones presidenciales de 2024.
En esencia, los organizadores de la marcha en defensa del INE, contemplan que es un primer ejercicio de movilización hacia los comicios presidenciales del año entrante. Lo cierto es que, la simpatía a favor del presidente López Obrador, parece intacta; y eso se refleja en las preferencias electorales que muestran las encuestas por las gubernaturas del Estado de México y Coahuila.
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Alfredo Del Mazo y Andrés Manuel López Obrador simulan -en público- que no tendrán mayor injerencia en las elecciones del verano próximo. De ahí, el golpe de autoridad realizado por el priísta, para remover del cargo de comunicación social a Jorge Pérez Zamudio. El mexiquense apostó a la segura, y se decantó a favor de Margarita Neyra, para el cierre de un sexenio, que concluirá en 201 días, y de los cuales, durante dos largos meses atravesará veda electoral. Sólo restan 140 días de comunicar e informar.
Sin embargo, es tangible que tanto Alfredo como Andrés Manuel harán todo lo posible para que el priísmo y el morenismo ganen las elecciones del 4 de junio; aunque con un pacto de civilidad democrática. Ahí han dispuesto su esfuerzo político y social de los últimos cinco años. El primero impuso a Alejandra; y el segundo dispuso de Delfina, en búsqueda de los mismos fines.
A nadie debería sorprender la posibilidad de que Pérez Zamudio se integre de lleno a la campaña de Alejandra del Moral; coyuntura que muchos de sus antecesores emprendieron al final de cada sexenio: Óscar Ignorosa en el sexenio montielista y la campaña de Peña Nieto; Roberto Calleja en el sexenio peñista y la campaña de Eruviel Ávila; y Carlos Aguilar en el sexenio eruvielista y la campaña delmacista. No fueron los comunicadores reales, pero sí fungieron en la estrategia financiera hacia los medios de comunicación durante las campañas electorales.
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