Toluca, Edomex; 21 de diciembre de 2022.- Este miércoles, la burocracia mexiquense iniciará un periodo vacacional de dos semanas. El gobernador, Alfredo Del Mazo tendrá tiempo suficiente para afinar detalles de cómo cerrará el sexenio en la conformación de su gabinete; y de quiénes se integrarán al equipo de campaña de Alejandra del Moral, a partir de abril de 2023. El mandatario estatal asume que, en esta encomienda, el priísmo mexiquense deberá sortear los desafíos electorales sin el apoyo, y preferentemente con la ausencia de su dirigencia nacional.
En medio de la defenestración política que padece Alejandro Moreno, el PRI del Estado de México se ha mantenido al margen. Ha cobijado al presidente tricolor; y ha convalidado decisiones por conveniencia. Lo cierto es que, el delmacismo no comparte todas las formas políticas emprendidas por Alito, desde la designación de candidaturas a diputaciones federales de 2021. Sin embargo, hay un integrante de esa dirigencia nacional que lo convierte en cómplice de esas conductas políticas. Se trata de Mariano González Aguirre, el tlaxcalteca más mexiquense del momento.
Hay un dato adicional que no viene bien al respaldo que debería recibir Alejandra del Moral, desde la dirigencia nacional priísta. Hace diez años, Moreno fue despedido del gabinete tricolor por el entonces dirigente nacional, César Camacho Quiroz, principal impulsor del ascenso político de la izcallense. El campechano se desempeñaba como secretario de Operación Política. Cuando Alito se convirtió en presidente priísta, en una de sus acciones iniciales, despidió al mexiquense, Ernesto Nemer. El rencor, es parte de su conducta personal y política.
En el fuego cruzado ha quedado el exgobernador, Eruviel Ávila, quien se ha plegado a la postura de rechazo de la bancada senatorial que encabeza Miguel Ángel Osorio. El ecatepense, ha lanzado la exigencia de unidad, democracia e inclusión al comité nacional priísta. Paradojas de la vida, quien impulsó durante los últimos meses las ambiciones políticas de Ana Lilia Herrera, ahora ha quedado marginado de su designación como delegada del PRI en el Estado de México; pues el encargo de la exalcaldesa de Metepec, hoy responde a otro jefe político.
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A propósito de las odiosas comparaciones, en la dirigencia nacional de Morena, todo les sale bien. La buena relación que sostiene Mario Delgado con el presidente, Andrés Manuel López Obrador, y con los aspirantes presidenciales del morenismo, son una muestra inequívoca de la operación política que alista para las elecciones del 2023, tanto en el Estado de México como en Coahuila. Ayer, también se reunión con la dirigencia nacional del PT, para formalizar la coalición electoral; en la que muy seguramente sumarán al PVEM.
Por su parte, Delfina Gómez mantiene sus intensos recorridos por el territorio estatal, reconociendo las estructuras del partido; y recibiendo lealtades políticas de alcaldes y diputados locales, quienes se convertirán en sus operadores políticos en las elecciones del año entrante. En este periodo de preparación electoral, aquí no existen distractores internos; ni escándalos nacionales, mucho menos fracturas entre quienes antes fueron aspirantes. Los astros parecen alineados a su favor.
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