Toluca, Edomex; 18 de noviembre de 2022.- La alianza electoral extenderá sus términos hasta el 14 de enero de 2023. Aun cuando ayer, las dirigencias locales del PRI, PAN y PRD anunciaron el comienzo de las negociaciones por la coalición, el priísmo agota los tiempos con dos caminos paralelos: la concesión de espacios de poder público; y la definición de criterios para elegir la candidatura que buscará suceder al priísta Alfredo Del Mazo en septiembre del año entrante.
Hay una gran incógnita, en el entramado aliancista del prianismo. Se trata de la prevalencia de los gobiernos de coalición, cuya legislación ha sido impugnada por Morena, ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En caso de confirmarse como un procedimiento legal, la coalición del PRIANRD avanzará sin contratiempos; y con acuerdos muy sólidos respecto de las ganancias que obtendrían los participantes. Sin embargo, si el máximo tribunal determina desechar la legislación en la materia, los acuerdos quedarían endebles, serían solo de facto. Por esa razón, la alianza se registraría en la segunda semana de enero.
Ahora bien, el PAN tiene en el horizonte negociar más allá de la conformación del gobierno estatal del sexenio entrante; y tomar en consideración, algunos acuerdos sobre el reparto de candidaturas de 2024. Ahí, Enrique Vargas se cotiza muy alto, y pone la mira en los comicios federales. El PRD, por su parte, insiste en el 2023, como una candidatura común, para asegurar un porcentaje de la votación a su favor, sin importar el resultado final de la elección local. Su apuesta es el financiamiento público para su franquicia.
El PRI lleva mano en todos los aspectos. Es el partido con las votaciones más altas respecto de sus aliados. Tiene resuelta la candidatura interna. Y también tiene el diseño de qué secretarías no podría conceder a la oposición: la SGG, Finanzas, Obra Pública y Desarrollo Social. Todo lo demás, está en oferta; y puede ser susceptible de convenio. Esas son las fichas en el tablero.
Por ahora, el proceso de negociación, reunirá a los actores políticos hasta dos veces por semana. Hay tiempo suficiente, porque la alianza está garantizada. Ninguno de los aliados advierte capacidad de sobrevivencia sin coalición; y el Estado de México resulta fundamental para sus élites partidistas; además de las clientelas electorales que se alimentan del ejercicio del poder público.
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En la acera de enfrente, Morena ya tiene definida a su candidata. Con toda claridad, Delfina Gómez se placea y recibe el cobijo de la clase política de su partido. Ni sufre ni se acongoja por coaliciones; nueve de cada diez votos que alcance la exsecretaria de Educación será por parte de Morena. El resto, podría ser atribuible a sus posibles aliados del PT y del PVEM -éste último que todavía deshoja la margarita, o mejor dicho, espera la línea de la dirigencia nacional-.
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