Toluca, Edomex; 2 de noviembre de 2022.- Extrañamente, Alejandra del Moral ha desaparecido del mapa mediático. Tras el anuncio de su designación como coordinadora por la Defensa del Estado de México, emprendió la liturgia política de reunirse con exgobernadores, alcaldes y diputados locales, para después evitar la exposición pública. Da la impresión de que metió freno de mano.
Fallidamente espero un mensaje de arropo por parte del resto de los contendientes; y jamás fue posible entablar un encuentro con los diputados federales -quienes en su mayoría la observan con recelo-, particularmente por su distanciamiento con el grupo que apoya a Ana Lilia Herrera. Al interior de gobierno, incluso, ven que Del Moral no despega lo suficiente tras su ungimiento.
¿Algo tendrá que ver que ya no haya obligatoriedad de paridad de género para las elecciones del año entrante? De la alianza electoral, nada se sabe.
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En los últimos días, Delfina Gómez se ha reunido con algunos liderazgos políticos al interior de morena, que más allá de reconocerles su capital electoral hacia el 2023, resultará imprescindible buscar otros aliados para ganar municipios hoy en manos de oposición; particularmente de aquellos exalcaldes que perdieron su reelección, y que ahora se presentan como factor de ascendencia.
Ahí se identifican personajes como Raciel Pérez en Tlalnepantla, Patricia Durán en Naucalpan, Juan Rodolfo Sánchez en Toluca, Gabriela Gamboa en Metepec y Roberto Téllez en Atlacomulco. En la batalla electoral por delante, todos suman, pero está claro que no todos garantizan el triunfo; y la apuesta será ganar con amplia ventaja sus bastiones; y acortar distancias donde no son gobierno.
Por ahora, se entiende que la pasarela política de Delfina tiene dos propósitos: la inclusión y la unidad de todos; pero es cierto que hay algunos de esos grupos internos que podrían restar más de lo que suman. Todo sea por ganar.
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En las próximas semanas, el gobierno que encabeza Alfredo Del Mazo, presentará ante la Legislatura local el proyecto de su último paquete presupuestal, el cual habrá de ejercer durante nueve meses de 2023. Los últimos 100 días del año fiscal ya corresponderán al nuevo gobernador o gobernadora.
La expectativa política se concentrará en la posibilidad de que, el gobernador en turno solicite de nueva cuenta, un nuevo crédito bancario, y si de nueva cuenta la oposición aprobará que se sigan hipotecando las finanzas estatales.
Muchos de los proyectos de infraestructura del gobierno federal -que han sido el argumento del endeudamiento- siguen sin concluirse; y con las elecciones tan próximas, un nuevo préstamo sería razón suficiente para la suspicacia en el adecuado ejercicio de los recursos públicos. Ahí vendrá una nueva discusión.
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