Toluca, Edomex; 4 de mayo de 2022.- Todos los partidos políticos alistan ya su estrategia electoral, cuando faltan trece meses para la elección por la gubernatura del Estado de México. El otrora llamado laboratorio electoral, ahora está predispuesto para erigirse en la madre de todas las batallas. A partir del resultado de los comicios de 2023, los resquicios del PRI pueden mantener su vigencia o sepultar cualquier posibilidad de reconstrucción partidista.
En el PAN, se han tomado acuerdos previos hacia los comicios del año entrante. En las decisiones inmediatas, la dirigencia estatal panista encabezada por Anuar Azar, despachará desde Toluca. El Comité Estatal del PAN ha reconocido que, desde la capital política del estado, se vuelve sustancial tener presencia física, mediática y operativa para ejercer una alta competencia electoral.
Una segunda decisión es que, en lo inmediato, el panismo mexiquense designará un vocero que atienda la agenda pública del partido. La designación será a favor de un exdiputado federal, oriundo de Nezahualcóyotl, vinculado a la excandidata presidencial, Josefina Vázquez Mota. De un discurso articulado, y de argumentos, no tan pendencieros como se alcanzan a leer de forma recurrente. El PAN, se asume, no es partido de un solo hombre; y habrá de demostrarlo.
La dirigencia del PRD en el Estado de México evalúa la posibilidad de consolidar una alianza electoral con el prianismo o competir en solitario hacia el 2023. Omar Ortega sostiene firme su aspiración de contender por la gubernatura. Las razones del perredismo local para no aliarse serían dos fundamentalmente: en primer lugar, se considera que el PRIAN invisibiliza la ideología y las propuestas de la izquierda que dicen representar; y dos, es la falta de cumplimiento a los acuerdos políticos alcanzados en la alianza electoral del año pasado.
La decisión de ir en alianza en la entidad, será exclusiva de los órganos de dirección estatal. Se prevé un proceso de negociación, sin embargo, la oferta política sobre la mesa deberá ser lo suficientemente rentable, si se considera el porcentaje marginal del PRD a nivel estatal, pero que podría marcar diferencia en una elección altamente competitiva, y de números muy cerrados.
Sobra decir que, en la elección extraordinaria de Atlautla, el perredismo local se decantó por participar en solitario, preámbulo de su inconformidad política.
En el PRI resulta urgente reorganizar los comités municipales; y renovar aquellos sectores y organizaciones que se han ido quedando vacías, ya sea porque algunos se convirtieron en alcaldes y regidores; o bien, incluso de quienes recientemente fueron designados en la estructura del gabinete estatal.
Todas las carteras del priísmo mexiquense se requieren apuntaladas hacia las elecciones del 2023, y desde sus dirigencias municipales construir la promoción del voto hacia todos los sectores sociales y segmentos de edades. Es inaplazable que, Eric Sevilla asuma el control político de la dirigencia tricolor mexiquense.
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