Toluca, Edomex; 17 de noviembre de 2021.- Una cantidad indefinida de municipios están en quiebra. Los pasivos son crecientes e impagables en los restantes 45 días de los ayuntamientos salientes. El propio gobernador Alfredo Del Mazo reconoció públicamente que, diversos alcaldes han solicitado recursos extraordinarios para salvar sus finanzas, pero no hay viabilidad para rescatarlos del desastre financiero. El escenario es desolador: heredarán deudas millonarias, particularmente con proveedores, y en algunos casos con nóminas impagables.
Los alcaldes electos van a cursos y más cursos. Hay una capacitación de sobra, y aunque algunos funcionarios deberán certificar sus habilidades y experiencias, lo que abunda en cada trienio es la improvisación. Difícilmente pagarán los pasivos que les heredan a menos que, sean deudas bancarias, o bien, adeudos con instancias gubernamentales como el Issemym, CFE, CAEM, SAT, Banobras y otros entes públicos. Los alcaldes salientes ni sufren ni se acongojan.
La realidad de los municipios parece muy simple: los de mayor densidad poblacional tienen mayores recursos materiales, humanos y financieros, y avanzan más aceleradamente en su infraestructura urbana; los menos poblados, tienen menos recursos, y sus condiciones de marginación son más profundas. El presupuesto municipal es tan reducido que, en algunos municipios apenas alcanza para pagar la nómina, la recolección de basura y un puñado de obras públicas. Su capacidad de recaudación es ínfima para su funcionamiento.
No es casualidad que el mandatario estatal haya pedido a los alcaldes electos revisen las condiciones de las policías municipales, tras el escándalo en que se involucró hace algunas semanas la corporación de Cuautitlán Izcalli con la muerte del actor Octavio Ocaña. Los cuerpos de seguridad locales están infestados, y dedicados a extorsionar habitantes, levantar borrachos en la vía pública e infraccionar impunemente. Su tarea está muy lejos de disuadir el delito y combatir la delincuencia; en el peor de los casos hay complicidad y protección.
Conforme se acerca el mes de enero, los alcaldes electos pasan de la euforia electoral y la efusividad de la victoria al desencanto de sus finanzas. Quienes se postularon para ser presidentes municipales pensando en una bonanza financiera, hoy reconocen una situación compleja que, difícilmente les permitirá cumplir todo lo que se prometió en campaña. Y para algunos que gastaron mucho en sus actividades proselitistas, sólo piensan en recuperar lo invertido.
Las grandes expectativas en los siguientes 45 días estarán concentradas en quiénes formarán parte de los gabinetes municipales. Ahí, los presidentes municipales confirmarán sus componendas políticas basadas en las alianzas electorales que los llevaron al poder. Y ahí, muchos tendrán recompensa a su trabajo electoral emprendido en campaña; algunos otros, simplemente serán desplazados, y vendrá una etapa de decepción anticipada.
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