Por fin. El gobierno del Estado de México que encabeza Alfredo del Mazo Maza ha definido una imagen y un slogan de su Administración poco más de cien días después de haber asumido el cargo. Sin embargo, siguen prevaleciendo las dudas y las críticas fundadas sobre su política de comunicación, como una herramienta indispensable de legitimación con sus gobernados.
A través de las redes sociales del Sistema de Radio y Televisión Mexiquense, el gobierno delmacista lanzó su primer spot del año, en donde se pudieron distinguir ya la tipografía y el mensaje ancla de la administración que arrancó sus funciones el pasado 16 de septiembre, y que hasta la fecha mantenía indefinida la imagen institucional, y hasta paralizados diversos trámites administrativos ante la inexistencia de papelería oficial, membretes institucionales, entre otros.
No obstante, el gobierno delmacista ha preferido usar como sus canales de comunicación oficial las redes sociales, más allá de acciones tradicionales que construyan una vinculación entre las instituciones y los medios de comunicación, como una circunstancia inequívoca de informar, difundir y propagar aquellas estrategias, programas y tareas instrumentadas por el actual gobierno.
Hasta ahora, el mandatario Del Mazo mantiene un distanciamiento en su política de comunicación, con signos que hacen suponer que permanecerá en una esfera de aislamiento que le permita gobernar en una línea de flotación conveniente para sus intereses, en espacios controlados y de poca exigencia para encontrar las respuestas que buscan los mexiquenses, en sus preocupaciones diarias.
Sin embargo, no posibilita que Del Mazo enfrente cotidianamente los cuestionamientos sobre la coyuntura política y las decisiones firmes de su administración, o bien, enfrentar las duras críticas de la opinión pública a un gobierno que padece de altísimos índices de ilegitimidad.
Lo mostrado hasta el momento, tampoco manifiesta a un Del Mazo dispuesto a la transparencia y la rendición de cuentas, como condiciones indispensables de su combate a la corrupción, cuando de facto ha puesto una barrera entre su investidura y los medios de comunicación, los tradicionales y los digitales.
La política de comunicación social definida por Alfredo del Mazo mantiene riesgos de erigirse en un mensaje unidireccional, que pretende influir hacia sus gobernados de forma inalienable, sin posibilidad a un debate de ideas, a un diálogo social, en vías de interacción de audiencias deliberantes, como lo exigen las propias redes sociales que, de entrada ha seleccionado Del Mazo, como principal canal de comunicación.
La democratización que se pretende establecer en medios de comunicación digitales, encaminada al análisis y opinión de los aconteceres públicos, exigen de una comunicación más abierta y de interacción. A la distancia, se acabaron los monopolios de comunicación que propiciaban mensajes unidireccionales, y que podían limitarse a los discursos oficiales de los eventos públicos, por tanto, también debe asumirse que han concluido los tiempos de las verdades absolutas.
El gobernador Alfredo del Mazo debe entender que las redes digitales son una herramienta viral que facilita su comunicación con las audiencias, pero que las mismas exigen de una retroalimentación constante, en la que los medios juegan un rol deliberante mucho más crítico en busca de respuestas, de diálogo y de interacción, que incluya a su gabinete, y no se limite a una comunicación de culto unipersonal respecto al gobernador en turno.
Del Mazo está a tiempo de tomar las decisiones firmes, que marque una distancia respecto de su antecesor, que asuma que los medios de comunicación no son sus amigos ni sus aliados, pero que su papel crítico y analítico no representa que estén en su contra. Y por lo tanto, que de su interacción mediática dependerá la construcción de un gobernante dispuesto a respetar la libertad de expresión, como ocurre en cualquier régimen democrático.