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EDITORIAL (03-04-2017)

Este lunes arrancan formalmente las campañas electorales por la renovación de la gubernatura del Estado de México, en lo que se anticipa como la contienda más reñida en la historia de los comicios de la entidad. Con más de 90 años en el poder, el PRI afronta su mayor desafío en las urnas, pues la elección de junio próximo se prevé como un referéndum al ejercicio de gobierno del presidente de México, el atlacomulquense, Enrique Peña Nieto.

Hace 18 años, el priísmo mexiquense no tenía un escenario tan competido y adverso en la elección para gobernador. En ese lejano 1999, Arturo Montiel buscaba la gubernatura ante una debacle del PRI, marcada por una severa crisis económica cinco años antes; y una cruenta violencia que había cimbrado al país con los asesinatos del candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio; del cardenal de Guadalajara, Juan Jesús Posadas Ocampo y de José Francisco Ruiz Massieu.

En paralelo, había un crecimiento sostenido de la oposición, lo que se reflejaría un año después, cuando el panismo de la mano de Vicente Fox ganó por primera ocasión la Presidencia de la República. En el caso particular de Montiel, obtuvo para el priísmo la gubernatura, apenas rebasando los 42 puntos porcentuales de la preferencia, con el menor margen de la historia electoral.

epn_pri_planamayor3A la distancia, el PRI recuperó la primera magistratura del país desde el emblemático Estado de México, pero el mexiquense Enrique Peña Nieto enfrenta la mayor desaprobación de un mandatario desde que existen encuestas de medición. El peñismo apenas es avalado por dos de cada diez mexicanos, mientras el resto rechaza su manera de gobernar y los resultados de su administración.

Con ese estigma reprobatorio, el Grupo Atlacomulco busca preservar el poder público del Estado de México, el cual detenta desde 1942 al ascenso de Isidro Fabela, y que en esta ocasión aspira al relevo Alfredo del Mazo Maza, nieto e hijo de exgobernadores oriundos de Atlacomulco; y primo del propio Peña Nieto.

En el discurso electoral que arrancó en los primeros minutos de este lunes, se anticipa que Alfredo del Mazo deberá salir en defensa de los gobiernos priístas, tanto el que encabeza Peña Nieto a nivel federal, como el de Eruviel Ávila como gobernador mexiquense en los últimos seis años.

Mientras que desde la oposición, se han lanzado ya los primeros ataques a los mandatos del priísmo como responsables de la pobreza, la inseguridad, la corrupción, y demás carencias que padecen las millones de familias mexiquenses. A pesar de no haber configurado una alianza opositora, la elección de junio próximo se visualiza como una oportunidad histórica para los votantes mexiquenses, ante la alta posibilidad de experimentar la alternancia.

En tanto, para el peñismo significa el último reducto electoral desde donde se pretende relanzar una última esperanza de conservar el poder en la elección presidencial del año entrante.

Además, un triunfo del priísmo mexiquense contempla dos escenarios: se confirmaría como la mayor estructura electoral del país, y la más eficiente para ganar elecciones; aunado a ratificar que los mayores proyectos de infraestructura y la mayor cantidad de programas sociales y reparto de dádivas en los meses pasados, habrían sostenido un resultado favorable para heredar el poder a Alfredo del Mazo Maza.

La campaña electoral apenas comienza, pero con una velocidad vertiginosa que tiene su llamado en las urnas en un plazo de 60 días, en donde el referéndum hacia el peñismo podría significar el triunfo o la derrota para su partido, su grupo político, y muy en particular el poder dinástico que simboliza Alfredo del Mazo.

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