Toluca, Edomex. 23 de enero de 2017.- En el Consejo Político del PRI, realizado el pasado viernes, no se registraron señales que pudieran dar pistas sobre el próximo candidato a gobernador. Al parecer, hubo una instrucción superior para evitar una pasarela y medir el músculo entre la militancia. Tan pronto como acabó la sesión del Consejo Político, los aspirantes fueron escondidos por la puerta de atrás, sin dar declaraciones ni tomarse la fotografía. Muchos militantes se quedaron con las ganas del “besamanos” entre los aspirantes.
Es falso que Enrique Ochoa se haya reunido con los aspirantes tras el Consejo Político. Todos llegaron al filo del comienzo de la sesión. El objetivo era que ninguno de los aspirantes decantara los apoyos o influyera en los afectos. Muchos aspirantes, tan pronto como abandonaron el recinto del Consejo Político, huyeron en sus camionetas para obedecer la instrucción. La mayor preocupación de los priístas es la unidad. El mínimo riesgo de fractura puede advertir desde ahora un tufo de traición. Sin embargo, los tiempos aliancistas ya concluyeron.
En la sede priísta se dieron cita, en el presídium: Alfredo del Mazo y Carlos Iriarte. En la primera fila: Alfonso Navarrete, Ernesto Nemer, José Manzur, Ana Lilia Herrera y Ricardo Aguilar. En la penúltima fila del recinto, como fuera de competencia: Carolina Monroy. Todos vigilados por Enrique Ochoa, quien será encargado del ungimiento oficial esta misma semana. Las horas pasan y los niveles de tensión aumentan. En algunas oficinas ya se ha vuelto desesperación.
El elegido del PRI se podría conocer públicamente el miércoles 25 de enero. La Diputación Permanente ha citado ese día para sesionar esta semana. Obligadamente los diputados federales que aspiran a la candidatura deberían solicitar licencia en esa fecha. En caso de que ningún legislador presente licencia el miércoles en la sede del Senado de la República, entonces habría que esperar a la renuncia de algún miembro del gabinete federal o estatal. La moneda está en el aire.
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De pena ajena el desconcierto que padece el PAN mexiquense. El sábado, la militancia panista daba como un hecho su alianza con el PRD, en apoyo irrestricto al inminente abanderado Juan Zepeda. Tal parece, que en el PAN dan por hecho la derrota y fueron incapaces de resolver siquiera el método para elegir a su candidato a gobernador. Con desazón, el panismo ha dejado a la suerte sus posibilidades de competencia electoral. No hay proyecto, ni alianza, ni mucho menos un candidato que se vuelva en un competidor potencial.
Lo que no han podido ocultar los panistas es su falta de seriedad ante la elección más importante en la antesala presidencial. Quizá haya pactos superiores en donde el panismo ha decidido no ensombrecer al PRI en la tierra natal de Peña Nieto. El PAN desde ahora prepara la posibilidad de encabezar la peor campaña electoral de los últimos 20 años, como resultado de su desinterés, fracturas internas, desmesura e imprudencia de los aspirantes a la gubernatura.
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En la sesión del Comité Ejecutivo Estatal del PRD donde se discutió la alianza con los partidos de izquierda no hubo unanimidad. El acuerdo para autorizar a la firma del convenio de coalición y la aprobación de la plataforma electoral que presentarán de forma conjunta con el PT y MC se sacó por mayoría de votos.
Los cuatro integrantes del CEE del PRD pertenencientes a la corriente de Nueva Izquierda (NI) votaron en contra del acuerdo, pues ellos pretendían que se incluyera al PAN en este frente opositor. Los dos miembros de Izquierda Democrática Nacional (IDN) se abstuvieron, mientras que los 9 del bloque de ADN-GAP votaron a favor de que la coalición fuera únicamente con las izquierdas.
Héctor Bautista hizo sentir su peso a nivel estatal y con sus aliados del grupo de Miguel Barbosa, logró también imponerse en el Comité Ejecutivo Nacional.
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