Toluca, Edomex. 7 de septiembre de 2016.- La salida de Luis Videgaray del gabinete peñista tiene dos efectos inmediatos en la política mexicana y mexiquense: El titular de Hacienda era hasta ayer uno de los dos pilares del gobierno peñista -el otro es Osorio Chong-, con la salida de Videgaray, habrá reacomodos inmediatos en la estructura interna. El gran ganador a nivel federal se llama Luis Miranda, quien se impuso al otro Luis, y ascendió a la secretaría de mayores recursos presupuestales, de la más amplia estructura burocrática, la de mayor alcance de cobertura y de profunda proyección personal.
En la sucesión mexiquense, Luis Videgaray pretendía incidir en el ungimiento del candidato priísta. Era uno de los aliados del gobernador Eruviel Ávila. Los cambios de las últimas horas, también exige ajustes al tema sucesorio. Pepe Manzur -el más videgarayista de los aspirantes- se debilita con el ascenso de Miranda y la defenestración de Videgaray. El exsecretario de Hacienda sale por la puerta de atrás, por lo que resulta improbable que sea la carta presidencial a la gubernatura mexiquense. El proceso electoral -por mucho que ayer inició- no está en el radar de proximidad de la mirada presidencial.
El ascenso de Luis Miranda catapulta las posibilidades de Alfredo del Mazo Maza, con quien mantiene una buena y sana relación. Miranda apoyaba a Alfredo hace seis años, y conminó a Eruviel a declinar, situación que al final no ocurrió. Con Miranda en la secretaría de Desarrollo Social, otros dos alfiles se fortalecen: Carlos Iriarte, en la dirigencia estatal del priísmo; y Ernesto Nemer, en la oficina principal de la Procuraduría Federal del Consumidor. Ambos tienen la cercanía de Miranda Nava.
Luis Miranda es uno más de los Golden Boys, del grupo político formado por el exgobernador Arturo Montiel. En ese círculo se formaron Miguel Sámano, Eduardo Segovia, Carlos Iriarte y Enrique Peña Nieto. Su cercanía con el presidente va más allá de lo profesional. Luis tiene tanto la confianza de Miranda, que es el funcionario más cercano incluso con su círculo familiar. Los afectos del peñismo se han impuesto. De ser el gran operador político en Gobernación, se convertirá en el repartidor de dádivas del país. Su futuro político puede ascender.
Con la misma vertiginosidad que cambió el equilibrio del gabinete peñista, los escenarios de la gubernatura mexiquense se alteran. Otros aspirantes que pierden bonos con el simple ascenso de Miranda Nava son Ana Lilia Herrera y Carolina Monroy. Los ajustes al gabinete federal podrían ser preámbulo de cambios en el gabinete estatal, lo que ocurriría una vez pasado el penúltimo informe del gobernador Eruviel Ávila.
No importa los bajos niveles de aprobación en su mandato, quien toma las decisiones al interior de su gobierno y de su partido es Enrique Peña como primer priísta del país. La renuncia forzada de Videgaray, a quien tuvo a un lado desde hace once años, demuestra su interés por recuperar terreno perdido frente a los comicios por delante. La reivindicación del presidencialismo lo convierte en el líder político, pero además en el gran elector. El presidente será el gran elector del candidato a gobernador.
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