Toluca, Edomex. 2 de septiembre de 2016.- La declaración patrimonial del gabinete peñista no solventa la transparencia y la rendición de cuentas, porque al final lo presentado por la mayoría de los funcionarios de alto nivel suelta un tufo a simulación. La austeridad pública del gabinete eruvielista contrasta con la frivolidad privada que les caracteriza, bajo la premisa hankista de que “un político pobre es un pobre político”. La declaración 3 de 3 manifiesta una acción alejada de la verosimilitud del enriquecimiento de varios.
Desde hace años, es sabido que Eruviel Ávila reside en Huixquilucan y le gusta descansar en Valle de Bravo, sin embargo el mandatario mexiquense no declaró poseer ahí viviendas. Hay otros funcionarios, incluidos los de su círculo más cercano, afectos a la acumulación de bienes raíces que no parecen reflejados en las declaraciones patrimoniales. La transparencia es una herramienta a modo de la clase gobernante, sólo como una moda discursiva inundada por la opacidad de quienes se han enriquecido al amparo del ejercicio del poder político.
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Andrés Manuel López Obrador deberá redireccionar la estrategia electoral que seguía Delfina Gómez -actual diputada federal y exalcaldesa de Texcoco- para ser ungida en los próximos meses como candidata a la gubernatura mexiquense. Ayer, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó la anulación del triunfo de María Soledad Luévano como alcaldesa de Zacatecas, a quien acusan de “una violación determinante y sustancial” al principio de equidad electoral, tras haberse placeado por la capital zacatecana como supuesta promotora de la soberanía nacional, mismo cargo que ahora ejerce Delfina en territorio mexiquense por decisión unipersonal del lopezobradorismo.
La lección que parece emitir desde la Sala Regional de Monterrey apunta a que un eventual triunfo de Delfina Gómez en la elección mexiquense del año entrante supondría la anulación de los comicios. La gran incógnita es si la equidad electoral no se ve rebasada desde ahora, y no sólo por Delfina de Morena, sino por el activismo de Alfredo, Carlos, Ana Lilia, José Luis, Josefina y Juan. De ser así, se vuelve urgente que las autoridades electorales pusieran un freno… obviamente hablando de otro estado, y no precisamente del Estado de México.
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Estudios de opinión realizados por Presidencia de la República desde el inicio del gobierno peñista, señalan que en México existe un uso creciente de redes sociales, principalmente de Facebook y Twitter, con casi 45 millones de mexicanos con alguna cuenta de esas redes digitales. Quizá eso justifica su intención por lanzar un nuevo formato del informe del presidente Enrique Peña Nieto para llegar a los millennials. Se abandonó el acartonado evento del Palacio Nacional por la ejecución de un talk show de escenarios controlados.
Pero la apuesta puede convertirse un fracaso, cuando el mismo análisis refleja que sólo el 2 por ciento de los usuarios de Internet interactúan con sus gobiernos y sus políticos a través de las redes sociales. Es decir, 98 de cada 100 mexicanos identificados como usuarios de redes sociales no tienen vinculación con sus instituciones. Para colmo de males, el presidente Peña Nieto lleva 48 horas buscando respuestas, argumentos y justificaciones de la visita de Donald Trump a México, y sin poder marcar en la agenda su cuarto informe de gobierno.
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