Toluca, Edomex. 10 de agosto de 2016.- El Estado de México sigue siendo el reducto político más importante para el presidente Enrique Peña Nieto, frente a los tiempos aciagos que tiene el desgaste en el poder. En su tierra natal, el atlacomulquense no sólo se siente cómodo, sobre todo es arropado como el líder de la clase gobernante que ha logrado un intrépido y fugaz ascenso al poder durante los últimos cinco años. Esa es la razón por la que el Estado de México se coloca como la entidad más visitada por Peña en su periodo presidencial.
A pesar de que los tiempos electorales se han adelantado para un puñado de aspirantes a la gubernatura, para el peñismo los tiempos aún se encuentran lejanos para una toma de decisiones sobre la candidatura priísta. La disciplina del partido apunta a que desde Los Pinos se ungirá al abanderado del PRI para suceder a Eruviel Ávila. Será una decisión unipersonal, pero que hasta ahora no se encuentra en la lista de prioridades del escritorio presidencial. Enrique se toma su tiempo para incluso definir quiénes juegan a partir de septiembre.
En esa lógica, todo lo demás son especulaciones de la élite política. Hoy Enrique está más preocupado por sortear los nuevos escándalos inmobiliarios que envuelven a su familia. La elección mexiquense es prioridad, pero cuando se acerque el momento y el espacio en su calendario político. Del resultado electoral del Estado de México dependerá el futuro político de Enrique Peña y el Grupo Atlacomulco, sin embargo, la ansiedad que inunda a los precandidatos priístas se percibe distinto en Los Pinos.
El peñismo confía en que sus niveles de aceptación son mejores en el Estado de México que en el resto del país. No obstante, el mayor temor del priísmo local, es el mismo que hace seis años: una alianza opositora entre PAN y PRD. Hoy se usa la misma fórmula que en 2011, desarticular cualquier intento de coalición, mediante un intervencionismo priísta en la vida interna de la oposición. La mejor ecuación, es que existen opositores dispuestos a colaborar con el PRI para romper cualquier alianza y mantener vivo su liderazgo en el estado.
De algo pueden estar seguros los priístas, la toma de decisiones del peñismo no se basará en el mayor número de likes en redes sociales, ni del mayor número de visitas por municipios mexiquenses. Tras la experiencia electoral de junio pasado, Peña Nieto deberá sopesar una candidatura que le garantice el triunfo de los comicios de 2017; y que sea cercano a su primer círculo político, es decir, que mantenga absoluta lealtad para cuando llegue el momento de abandonar Los Pinos en la elección de 2018.
Eruviel Ávila sabe que tendrá voz pero no voto en la decisión. El momento político lo ha rebasado. La reivindicación del poder presidencialista ha reinstalado facultades metaconstitucionales a favor del peñismo. Si hay un gobernador del país mermado por el poder presidencial, ese es el mexiquense Eruviel Ávila. La candidatura será decisión de una sola persona. La voz de Eruviel tendrá incluso menos influencia que otros mexiquenses como Luis Videgaray y Luis Miranda.
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