Toluca, Edomex. 17 de marzo de 2016.- La disputa por la basura ha sido un asunto político de antaño. Hace casi 15 años, el entonces gobernador Arturo Montiel demandó a Andrés López Obrador por daños ambientales, ante el daño ocasionado por el depósito de desechos sólidos de la capital del país en territorio mexiquense. El diferendo ecológico alcanzó una dimensión política con tufo electoral. A eso se sumaba la exigencia del gobierno mexiquense para exigir una retribución económica por la dotación de agua potable al gobierno defeño.
El tema ambiental trascendió, y volvió a confrontar a los entonces mandatarios Enrique Peña Nieto y Marcelo Ebrard. El mexiquense luchó por el cierre definitivo del Bordo de Xochiaca, lo que finalmente ocurrió en 2010. Ebrard prometió encontrar alternativas para tirar su basura. Marcelo se fue, pero la basura se quedó en al menos cuatro tiraderos de la entidad. En el escenario electoral, Peña Nieto alcanzó ser candidato presidencial y ganó la elección de 2012. A Marcelo no le alcanzó siquiera para ser candidato por la izquierda.
Entre Ebrard y Peña Nieto, el conflicto trascendió lo electoral y también lo ambiental, para volverse una confrontación personal. A Marcelo se le adjudica la revelación de la Casa Blanca. A Enrique se le atribuye la operación política que impidió que Marcelo llegara a ser diputado federal el año pasado. Hoy Peña Nieto despacha desde Los Pinos. Marcelo vive en el autoexilio, defenestrado por supuestas irregularidades en la Línea 12 del Sistema Colectivo Metro.
El asunto ambiental fue heredado a Eruviel Ávila y Miguel Ángel Mancera. El conflicto ambiental otra vez alcanzó una dimensión política en medio de la mayor crisis ambiental de los últimos 20 años. Tanto Ávila como Mancera tienen en su horizonte personal la misma ambición política que Montiel, López Obrador, Peña y Ebrard. Enfrente, tanto Eruviel como Miguel Ángel, tienen la elección presidencial de 2018. La preocupación ambiental es parte de un área de oportunidad por promocionar su imagen personal.
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Conforme a lo planeado, Marco Cienfuegos ganó la elección entre la comunidad universitaria para convertirse en director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAMéx. Se trata de una consulta amplia entre académicos, administrativos y estudiantes. El resultado deberá ratificarse ante el Consejo Universitario. Se ratificó la disciplina de Ciencias Políticas para construir en sólo unas semanas la candidatura de Cienfuegos.
El gran desafío para Marco Cienfuegos es demostrar su espíritu demócrata para evitar revanchismos con el candidato opositor Jorge Arzate, así como los académicos y administrativos que lo apoyaron. Si Marco busca trascender por diferente, debiera empezar por evitar que las diferencias políticas ahonden entre quienes no jugaron con su causa. Buscar un grupo plural que le ayude en la toma de decisiones sería una primera señal de un director distinto a quienes hoy dirigen en la Facultad por interpósita persona, en voz de Janeth Valero.
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