Toluca, Edomex. 28 de agosto de 2015.- Si alguien perdió con los cambios al gabinete, ese fue el exgobernador mexiquense, Emilio Chuayffet. En principio, el también exsecretario de Gobernación dejó de formar parte del gabinete presidencial por “razones de salud”. Además fue removido Juan José Guerra Abud, también identificado como cercano a don Emilio. En esa misma ruta se vinculaba a Monte Alejandro Rubido, quien trabajó en el Estado de México en el sexenio chuayffetista en temas de seguridad para el Estado de México. La salida de Chuaffet, Guerra Abud y Rubido se encasillan en el mismo impacto y grupo político.
Los Grupos Atlacomulco e Hidalgo han quedado reducidos. En el esquema inicial, las salidas de Chuayffet, Murillo Karam y Guerra Abud han pegado a los grupos más influyentes. Destaca la apuesta por la sobrevivencia de Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray como pilares de su mandato. Los otros mexiquenses sobrevivientes al tsunami de ajustes es Gerardo Ruiz Esparza en Comunicaciones y Transportes, y Alfonso Navarrete Prida en la Secretaría del Trabajo. Los afectos del peñismo se demuestran con la permanencia de sus colaboradores más cercanos.
Peña Nieto mantiene intactos sus acuerdos con el salinismo. En esa línea de fluctuación mantiene a Claudia Ruiz Massieu y Rosario Robles. Las cambia de lugar pero no arriesga a prescindir de ellas como enclaves del salinismo. La primera sobrina del expresidente, y la segunda, su aliada política desde los videoescándalos de Carlos Ahumada. A otros ni siquiera volteó a verlo para no removerlos, como es el caso de José Antonio González en el IMSS y Emilio Lozoya en Pemex.
Si se busca entender quién ganó con los cambios del gabinete, hay que centrar la mirada al secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Los oficios del exasesor de Pedro Aspe permitieron el ascenso al poder de Aurelio Nuño, nombrado desde ayer secretario de Educación. En esa misma ruta se conoce la cercanía de Videgaray con José Antonio Meade, de quien se sabe fue su compañero en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Meade fue la mayor sorpresa de los ajustes al gabinete al instalarse como pieza clave en la posible sucesión presidencial al frente de la siempre electorera Secretaría de Desarrollo Social.
Para los delmacistas las cosas siguen pintando en positivo. Enrique de la Madrid Cordero, hijo de Miguel de la Madrid Hurtado, encaja en esa nueva generación que puede responder a la cercanía histórica con la familia Del Mazo. Las historias entre De la Madrid y Del Mazo tienen un cruce inevitable e insoslayable. Aunque Enrique forma parte de la nueva dinastía priísta, que ya trabajaron con gobiernos panistas, pero que vienen empujando fuerte en el gobierno peñista como el propio Meade y José Antonio González desde el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Otro personaje que también gana con los ajustes al gabinete peñista es Manlio Fabio Beltrones, dirigente nacional del PRI. Se equivoca quien piense en José Calzada como un alfil del peñismo para el juego sucesorio. Antes que gobernador de Querétaro, Calzada fue senador de la República, donde recibió el arropo de Beltrones y a quien debe su lealtad política. Por si fuera poco, Pepe Calzada reemplaza al exgobernador de Coahuila, cuasi mexiquense, Enrique Martínez. El sonorense sigue ganando terreno en la nada lejana sucesión presidencial de 2018.
Los cambios que vienen. Causa alta expectativa observar los ajustes que harán los nuevos secretarios en sus respectivas dependencias. Por ejemplo, en Educación parece inminente la sacudida de Aurelio Nuño con los cercanos a Chuayffet como Alberto Curi y Efrén Rojas. Un caso emblemático lo representa Desarrollo Social, en el que su titular José Antonio Meade deberá ajustarse a los enclaves mexiquenses, y hombres cercanos a Peña, como Ernesto Nemer y Héctor Velasco. Mientras que Rosario Robles parece llevará a los suyos a la limitada Sedatu, lo mismo que Claudia Ruiz Massieu a la cancillería.
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