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OFF THE RECORD

Toluca, Edomex. 26 de junio de 2015.- Si el ejercicio del poder fuera evaluado por una suerte de premios y estímulos, podríamos deducir que al gobernador Eruviel Ávila le han reconocido los triunfos electorales del PRI del pasado 7 de junio. Tras las elecciones, y una vez realizado un ajuste a su gabinete, se puede advertir que Eruviel ha fortalecido su grupo político, que perteneciente a Ecatepec, ha desplazado con mayor solvencia a los grupos tradicionales, llamados “tolucos”, en el empoderamiento del gobierno estatal. Ávila ahora sí está en la plenitud del ejercicio del poder cuando está por iniciar su cuarto año de gobierno.

Del grupo compacto de Eruviel, se destacan los casos de Erasto Martínez, futuro secretario de Infraestructura; Joaquín Castillo Torres nombrado ayer Secretario de Finanzas; José Luis Flores Gómez, subsecretario de Desarrollo Social y Norma Ponce titular del Consejo Estatal de la Mujer. Todos los cambios anunciados ayer, deslizan una lectura de contar con un gobernador que ha terminado por pagar las componendas del poder. Aunque Ecatepec no es el Estado de México, Ávila apuesta a gobernar la entidad con hombres de bajo perfil y escasa trayectoria, para formar su propio grupo.

Eruviel todavía tiene algunos enclaves, principalmente vinculados a los Luises. Luis Videgaray que mantiene su influencia sobre Pepe Manzur, secretario general de gobierno. Luis Miranda que ejerce el poder por medio de Alfredo Castillo y sus aliados; ahí se distingue el caso del procurador, Alejandro Gómez Sánchez, y eventualmente de Abraham Eslava, quien se perfila como posible sustituto de Damián Canales. La salida de Canales desvincula a Miguel Ángel Osorio del interés mexiquense. Arturo Osornio que llegó en los ajustes del año pasado, permanece por entregar buenas cuentas tras la elección en Tecámac y Ecatepec.

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La jubilación obligada de Manuel Ortiz García, actual secretario del Agua, exhala la sensación de gratitud e impunidad. Ortiz García fue un artífice indiscutible de los procesos de licitación a la empresa OHL en los mandatos de Arturo Montiel y Enrique Peña Nieto. El asentamiento del consorcio español y su proliferación empresarial en tierras mexiquenses tiene honda explicación en el desempeño de Manuel Ortiz durante los últimos 15 años, tiempo en el que se concesionó el Circuito Exterior Mexiquense y el Viaducto Elevado Bicentenario, bajo la firma y el arropo del funcionario en retiro.

Por un corto periodo, Manuel Ortiz fungió como secretario de Comunicaciones en el gabinete de Arturo Montiel. Pero en ambos sexenios, tanto en el montielista como en el peñista, Ortiz García fungió como titular del Sistema de Autopistas y Aeropuertos del Estado de México. Desde ese escritorio se concesionaron las principales obras carreteras que terminaron por beneficiar no sólo a OHL, sino a otros empresarios hoy sumidos en profundos conflictos de interés y bajo sospecha de posibles actos de corrupción, como Juan Armando Hinojosa del Grupo Higa; Carlos Hank Rhon del Grupo Hermes; Olegario Vázquez Aldir de Prodemex; entre otros.

Antes de irse a descansar a su casa, Manuel Ortiz podría declarar mucho de lo que sabe y desentrañar mucho de lo que se oculta. Siempre fiel al sistema político de empoderamiento del Grupo Atlacomulco, fue designado secretario de Obra Pública desde el inicio del gobierno eruvielista. Con bajo perfil, pocos han cuestionado la injerencia de un hombre como Manuel Ortiz, que por más de 12 años conoció las entrañas licitatorias de los gobiernos montielista y peñista.

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