Toluca, Edomex. 29 de mayo de 2015.- La recta final de las campañas electorales ha entrado a una etapa crítica. Las tendencias parecen ya irreversibles en muchos de los municipios que se consideraban prioritarios para los partidos y sus candidatos. En la oposición se respira cierta desesperación por posicionar sus candidaturas, o bien, desde ahora justificar su anticipada derrotada.
En los últimos días, PAN y PRD principalmente, han lanzado arengas y acusaciones en contra de la operación del PRI para influir en la elección al margen de la ley. Entre las denuncias que pesan, se habla de la distribución de campaña negra, de reuniones poco claras entre funcionarios electorales con mandos priístas y la ya tradicional entrega de dádivas como parte de una estrategia del partido en el poder para ganar la elección. Sin embargo, en la mayoría de los casos no hay muchos argumentos en las denuncias presentadas.
Si bien, el PRI es acostumbradamente, un partido en torcer la ley, en corromper y coartar libertades para ganar elecciones, y en hacer uso de las estructuras oficiales para doblegar a sus adversarios, también lo visto hasta ahora pareciera más una estrategia de la oposición por justificar un resultado adverso en mucha de sus prioridades electorales. En los últimos tres años, la oposición perdió la posibilidad de posicionamiento en divisiones internas, y pensó que bastarían 34 días de campaña para remontar las tendencias que los han tenido en la lona los últimos seis años.
La última apuesta en muchos casos, será buscar que las elección se anule en función de las labores de fiscalización que tan ocupados ha traído a los priístas, para que las cuentas de sus gastos cuadren en el total de sus campañas. Por lo mismo, también se recurre ha pretender desestabilizar el proceso, derivado de las viejas prácticas priístas, que hay que decirlo, tampoco son ya exclusivas de ese partido por ganar elecciones.
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En el razonamiento de Eruviel Ávila, por rechazar desde ahora la operación de la empresa Uber, como un servicio de transporte particular, y defender la legalidad de los taxis de la entidad hay una serie de saldos pendientes. Eruviel no pasa por alto que el servicio de taxi es deficiente, pero debería también entender que desde hace décadas, el cobro tarifaria es discrecional, irregular y excesivo frente a la falta de taximetos como operan en otras partes del país. Los taxis mexiquenses operan con impunidad en razón de su clientelismo, lo que en tiempos electorales sale a relucir.
Por décadas, los secretarios del transporte, ahora de la renovada secretaría de movilidad, sólo se han dedicado a administrar la inercia, sin poner el orden necesario en el transporte público ni en buscar las alternativas de beneficiar al usuario por encima de cuidar los intereses del concesionario. A veces los discursos resultan insuficientes, cuando los males han permanecido ahí por años, sin acciones o decisiones para revertir lo que es necesario y urgente.
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