Toluca, Edomex. 9 de febrero de 2015.- El ascenso al poder político del Grupo Atlacomulco a la Presidencia de México suponía un empoderamiento singular y mayúsculo para políticos, empresarios, líderes sociales, sindicales, religiosos y demás actores de la escena pública asentada en el Estado de México. En los hechos, la clase empresarial hoy enfrenta días de tormenta que los mantienen asolados, y que han puesto en riesgo la jauja económica a la que apostaron en el proyecto presidencial del peñismo.
El panorama que ya es sombrío, pudiera profundizarse con el devenir de las campañas electorales. La noche ha caído sobre los negocios de los Alcántara, los Hinojosa, los San Román, y más recientemente sobre los Hank -la familia más emblemática identificada con el Grupo Atlacomulco-. Las revelaciones de sus negocios al amparo del poder, el tráfico de influencias y el conflicto de interés tienen como factor principal investigaciones periodísticas de la prensa internacional. La pesadumbre parece agravarse con las elecciones por delante.
El desgaste del poder ha alcanzado no sólo a la clase empresarial sino a quienes hoy detentar el poder político. Los niveles de desaprobación del presidente Enrique Peña Nieto debieran ser un punto de inflexión para quienes piensen que los comicios de junio serán un día de campo. El reto parece abrumador si comienza a gestarse un voto de castigo al partido en el poder. No resulta exagerado comparar la actual situación por la que transita y enfrenta el país con la crisis financiera de 1995 que llevó a la debacle electoral de 1997 y a la entrega del poder en el 2000. De ese tamaño es el agravio que pudiera enfrentar el peñismo.
El control de daños y el manejo de crisis hasta ahora parece insuficiente y hasta timorato para quienes llevan a cabo la toma de decisiones en Los Pinos. Primero vinieron lo videos de Angélica Rivera y los comunicados de Enrique Peña y Luis Videgaray sobre la “legalidad” en la adquisición de sus casas, cuando lo que estaba en discusión era el “conflicto de interés”. Recién vino un forzado nombramiento de Virgilio Andrade como titular de la Función Pública, quien ya adelantó que no investigará la “compra de las casas” sino los contratos de los empresarios señalados. Una investigación a modo de su jefe -Peña- y su excompañero del ITAM -Videgaray-.
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Un vacío de poder padecen en Naucalpan, desde el pasado viernes se carece de alcalde luego de que se otorgó licencia definitiva al presidente municipal David Sánchez Guevara, quien busca brincar a una diputación federal. De acuerdo a la Ley Orgánica Municipal, la suplente Sandra Basáñez -hermana del alcalde con licencia de Tlalnepantla, Pablo Basáñez- debió asumir el cargo. Sin embargo, ella declinó el ofrecimiento mediante un oficio dirigido al cuerpo edilicio.
La suplencia de Guevara deberá realizarse a partir de una propuesta que realice el gobernador Eruviel Ávila, la cual a su vez sería votada por el pleno de la legislatura estatal, lo cual podría ocurrir hasta el próximo miércoles. En la víspera, regidores han acusado que la sesión de cabildo donde se otorgó la licencia al priísta David Sánchez se dio de forma ilegal, pero con toda premura en la ambición personal del exedil por regresar a San Lázaro a una curul federal, la cual tampoco concluyó en 2012 por buscar la alcaldía de Naucalpan que dejó acéfala.