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OFF THE RÉCORD

VidegarayLa función inicial encomendada a Luis Videgaray, es ir a la línea de golpeo, e iniciar la defensa verbal de su jefe Enrique Peña Nieto. Frente a la ola de críticas que ha despertado el aspirante presidencial, bajo la turba de sus desatinos, se ha dispuesto de Videgaray como el personaje que dará la batalla contra PAN y PRD, que parecen venirse con todo en contra del mexiquense. Esa fue la razón de precipitar su nombramiento como coordinador de campaña. El ex secretario de Finanzas será el hombre que salga a la argumentación de que Peña Nieto es el mejor candidato presidencial.

 

El principal reto de Videgaray, es convencer de las bondades y cualidades de Peña Nieto, pero al interior de su propio partido. Tras los desatinos en que incurrió el originario de Atlacomulco, las principales críticas -aunque en off the récord- han venido desde el interior del partido. La súbita carrera política de Enrique resumida a los últimos once años -donde pasó de secretario de administración a diputado local, y posteriormente a gobernador-, lo tienen entrampado en sus escasas relaciones políticas con la nomenklatura priísta, que aún ve en el espectro de las posibilidades, la sustitución de candidato.

 

Pedro Joaquín Coldwell, actual dirigente nacional del PRI, ha renunciado a la necesidad de subirse al ring a la defensa del candidato de su partido, el cual ni siquiera responde a su interés de grupo. Coldwell, plegado al equipo del poderoso senador Manlio Fabio Beltrones, ha decidido dejar morir solo a Peña Nieto. Y en esa difícil circunstancia, será Luis Videgaray quien se haga cargo de los embates. En realidad, el grupo de confianza y lealtad es sumamente reducido, y se limita preferentemente a políticos mexiquenses, ex colaboradores de su causa cuando fue gobernador de la entidad.

 

En el recuento de daños, la definición de Videgaray en su nueva tarea pugilística, responde a la intempestiva salida de la dirigencia nacional del PRI de Humberto Moreira, quien era el pendenciero del tricolor para enfrentar a Felipe Calderón, López Obrador y Ernesto Cordero. Ante su renuncia impostergable, el equipo del peñismo valoró la necesidad de blindar al precandidato, y elevar al debate a otro personaje político plenamente identificado con su grupo político. Videgaray, ni mandado a hacer, encontró acomodo para ser el nuevo peleonero de la cuadra.

 

Algo preocupa en la estrategia de defensa de Enrique Peña. Sin duda, Videgaray podrá responder a cada ataque que lance PAN y PRD contra el puntero de las encuestas. Pero en los últimos días los embates han venido del grupo de «intelectuales» que influyen en factores de poder altamente complejos. La lógica de la guerra electoral indica que un político -en este caso un tecnócrata- carece de la calidad moral para responder a los ataques de escritores, dramaturgos, académicos y lo que se acumule.

 

Preocupante por decir lo menos, es que la mayoría de los ataques hoy emprendidos contra Peña Nieto, provengan del extranjero. Primero de la cadena norteamericana Univisión, en aquella histórica entrevista donde el ex gobernador olvida de qué murió su esposa. Después un reportero del periódico español El Mundo, le cuestionó los tres libros que marcaron su vida. A ello, sobrevino el periódico El País con las interrogantes de cuánto asciende el salario mínimo, y el precio del kilo de tortillas. Y en la víspera, la difusión de la entrevista de Carlos Fuentes, donde tacha de ignorante a Enrique Peña, la cual fue trasmitida por la BBC de Londres. Parece que en el extranjero no ven con buenos ojos el regreso del PRI a Los Pinos.

 

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