Luis Felipe Bravo Mena vivirá este jueves sus cinco minutos de fama. Se registrará como candidato del PAN a gobernador del Estado de México. El mismo cargo que persiguió en 1993, cuando fue derrotado en las urnas por el priísta Emilio Chuayffet. El ex secretario particular del presidente Calderón, ya probó las mieles del poder público, y fue dirigente nacional de su partido, luego de su fallida campaña gubernamental, pero todo parece insuficiente para evitar una nueva derrota.
Acompañado por José Luis Durán –candidato en 1999- y Ulises Ramírez – el discípulo predilecto de Rubén Mendoza, candidato en 2005- los panistas llegan a la elección en el escenario más adverso desde que conquistó el corredor azul en 1996. Más allá de las zonas residenciales, que tradicionalmente ha ganado el PAN, en municipios como Huixquilucan, Naucalpan, Atizapan, Tlalnepantla, se ve una misión imposible que la candidatura de Bravo Mena permee en zonas populares del Estado de México, que por su densidad poblacional son las que deciden elecciones.
El discurso de Bravo Mena de desterrar a la clase política mexiquense, resulta un contrasentido, cuando él por sí mismo representa un lastre de la política mexicana. La falta de renovación en los cuadros partidistas parece un vicio que adolecen todos los partidos, por lo que la estrategia de los panistas está obligada a un cambio de ruta. De esa forma, el panismo recurre a un cartucho quemado, en un intento por terminar con el Grupo Atlacomulco y su cacicazgo que parece eterno en la tierra mexiquense.
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Rodrigo Reyna, el diputado federal por Naucalpan, perdió la brújula. Ayer llegó a Interlomas para reunirse con organizaciones vecinales de la zona residencial. Fuera de su distrito, platicó con los colonos, y se comprometió a pactar una reunión entre ellos y el virtual candidato priísta Eruviel Ávila Villegas. En un proselitismo abierto, actuó como promotor del voto a favor de Ávila Villegas, en un territorio que no representa en la Cámara de Diputados. Con ese tipo de colaboradores, sin duda, Eruviel no necesita de guerra sucia, ni campañas en contra. Reyna, quien tiene una participación discreta en San Lázaro, sólo fue a pegarle al avispero a donde no le toca comer miel.
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Enrique Peña es inocente!!! Eso determinó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Pese a las pruebas sólidas de que el mandatario mexiquense contrató espacios “nacionales” para promocionar su quinto informe de gobierno, y de paso su tan publicitada imagen, resulta que según los magistrados electorales la responsabilidad es de las televisoras. El góber fue exonerado, y libró una más de las acusaciones de la oposición.
En la coordinación de comunicación social brincaron de gusto, pues la principal responsabilidad recaía sobre dicha área, así como la dirección de publicidad. No obstante, tanto David López como Norma Angélica Morales, ayer durmieron plácidamente, porque Peña Nieto sigue apareciendo en horario estelar, a nivel nacional, pero todo es por responsabilidad de Emilio Azcárraga y su emporio televisivo. Ellos quedaron libres de todo delito electoral.
