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El Manual de Maquiavelo

Las coincidencias

Francisco Ledesma «Enrique bombón, te quiero en mi colchón”, vitoreaban las porras de mujeres que aglutinaban y se arremolinaban en los mítines del actual mandatario Enrique Peña Nieto, en su campaña electoral de 2005. Sin embargo, es falso que ésta haya sido la primera experiencia proselitista en la entidad basada en los atributos físicos del candidato.   En 1981, la campaña electoral se recuerda por el grito afónico de las mujeres: “Alfredo del Mazo, contigo hasta el embarazo”. Era la campaña de Alfredo del Mazo González, tío de Peña Nieto, quien se convirtió en gobernador a los 38 años de edad. Enrique Peña asumió la gubernatura a los 39 años de edad. La juventud, como otro aspecto elemental para insertarse en ese sector del electorado. Coincidencias más allá de las genéticas que ya los unen.   Fue durante el mandato de Alfredo del Mazo González, cuando se encumbraron servidores públicos de primer nivel como Gerardo Ruiz Esparza, entonces secretario general de gobierno –actual secretario de comunicaciones y quien hizo el destape oficial de Alfredo del Mazo Maza-; además de David López Gutiérrez –que fungió como vocero de Del Mazo González, misma labor que desempeña con Peña Nieto-.   Del Mazo González al igual que Peña Nieto, estuvo en la antesala de convertirse en candidato presidencial. En la recta final, Carlos Salinas le arrebató la nominación, al entonces hijo pródigo del Grupo Atlacomulco. En un hecho por demás bochornoso, el ex mandatario mexiquense, ya instalado como secretario de Energía del gobierno de Miguel de la Madrid felicitó al procurador Sergio García Ramírez como ungido candidato presidencial, en un yerro que le costó el exilio político en la asunción al poder de Salinas.   Como candidato presidencial priísta, Salinas de Gortari se cobró la afrenta de Alfredo del Mazo González. La asignación de cargos diplomáticos, fue y lo sigue siendo, una salida prudente para castigar políticamente a la clase que detenta el poder en el país. Del Mazo fue enviado a la embajadabelga.   Debió pasar una década para que Del Mazo González se reinstalará en la política nacional. Buscó fallidamente la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, en la primera elección en la historia de dicho cargo, donde cayó estrepitosamente frente al perredista Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. El coordinador de campaña del priísta fue Ruiz Esparza.   Así pues, dos fracasos consecutivos han marcado el pasado reciente de Alfredo del Mazo González. Su paso como diputado federal en 2003 paso inadvertido, frente a la confrontación política que debió librar con Emilio Chuayffet –otro ex gobernador mexiquense-. Del Mazo busca sacudirse la maldición -dicen que la tercera es la vencida-, y opera activamente para convertir a su hijo del mismo nombre en el sucesor de Enrique Peña Nieto.   Alfredo Del Mazo Maza, de ser candidato y llegar al poder, lo asumiría más joven que su padre, y que su primo, con escasos 35 años de edad. Al igual que su padre, es originario de Toluca, aunque con un vínculo político amplio con Atlacomulco, donde nació su abuelo Alfredo del Mazo Vélez, quien también fue Gobernador del Estado de México, luego de haber sido secretario general de gobierno de Isidro Fabela, el fundador del Grupo Atlacomulco en los aciagos años cuarenta.   De confirmarse la especie, que favorecería a Del Mazo Maza, la campaña ya tendría trazos predecibles: la juventud y los atributos físicos. El club de fans se echó a andar desde su campaña electoral para la presidencia municipal de Huixquilucan. La mercadotecnia electoral, hoy más que nunca, ha sustituido las propuestas y las ideas por la imagen y las poses. Los políticos que no aparecen en la televisión y en las revistas del corazón no existen.   Las coincidencias entre los Alfredos y Peña Nieto rebasan lo consanguíneo para liarse en la conservación del poder, que es clave en el éxito gubernamental de cualquier político que pretende continuar con su futurismo electoral, y que para nada es ajeno a las encuestas presidenciales.   La tenebra   En el libro de recién publicación que revive las memorias del ex gobernador Arturo Montiel Rojas, recuerda que hace seis años también tuvo sus cinco magníficos, y los enumera: Carlos Hank Rhon, Manuel Cadena Morales, Isidro Pastor Medrano, Alfonso Navarrete Prida y Enrique Peña Nieto. Se decidió por el más joven por una cuestión fundamental: la renovación generacional, según argumenta. Reconoce un lejano parentesco con el ungido. La historia es cíclica, y parece repetirse antes de que concluya el sexenio.

 

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