Finalmente llegó el día y Enrique Peña Nieto aceptó su aspiración presidencial en entrevista con Joaquín López Doriga, donde aseguró que está convencido de contribuir a la grandeza del país. La gran incógnita es porque no lo hizo en la entidad que recién concluyó de gobernar, ubicándolo en los primeros lugares de incidencia delictiva, crecimiento de pobreza, desempleo, y otros tantos lastres que heredó al Estado de México, donde no pudo instrumentar el famoso «Estado Eficaz» que tanto pregona en sus discursos.
El destape oficial tuvo un efecto inmediato con expresiones a favor y en contra, mientras Manlio Fabio Beltrones sólo espera el cumplimiento de las leyes de la física: «todo lo que sube tiene que bajar». El propio Peña Nieto se curó en salud, y anticipó las famosas guerras de lodo que vienen anticipando desde hace más de dos años. El expediente incluye deuda pública, la empresa Protego -que vincula a Luis Videgaray-, la riqueza patrimonial, y un golpe demoledor, del que no se dan detalles, pero está próximo a ventilarse.
Mientras López Doriga rendía tributo a su cliente favorito -perdón, entrevistado frecuente- en la empresa de enfrente MVS Radio, los periodistas Carmen Aristegui yJenaro Villamil, trajeron a la memoria la defenestración de Arturo Montiel. Retrasmitieron la entrevista otorgada al propio López Doriga tras la exhibición pública hecha por Víctor Trujillo, y un aspirante más del Grupo Atlacomulco que tiraba la toalla en su carrera rumbo a Los Pinos. El enriquecimiento inexplicable de una fortuna inesperada a favor de los hijos mayores de Montiel, y de su segunda esposa, la francesa Maude Versini. Peña Nieto es sobrino de Montiel, reiteraron los conductores, para no olvidar el dato antes de ir a votar.
Peña Nieto se dio oportunidad de proponer el método de selección de candidato. A favor de consulta a la base, lo que le otorga una amplia ventaja entre los militantes y simpatizantes del PRI. Bastarían los tres millones de votos que consiguió Eruviel Ávila en la entidad, para imponerse al ex gobernador de Sonora, Beltrones. Aunque esa circunstancia le pone frente a la posibilidad de un debate abierto, y una lucha encarnizada, donde sin «tarjetas» y con tanta cola por detrás, el originario de Atlacomulco tendría un reto por demás complejo.
Mal pensados, todos aquellos que lo califican como un viejo priísta con cara de joven. Le gustan los afectos, no las «cargadas». Tiene afecto por el arrastre electoral, que no es lo mismo que «carros completos». Incentiva la movilización ciudadana, que ni se confunda con el «acarreo». Está a favor de la estructura partidista, que no tiene nada que ver con la «maquinaria electoral». Y la de ayer fue una entrevista en la que no hubo de por medio un «chayote», se trató de un apoyo informativo. Y así, la lista de terminología democrática sigue…
¿Juay de rito? Parece que a Joaquín López Doriga le desaparece la malicia en las entrevistas compradas. Ausente de su conversación temas sobre la reaparición de Arturo Montiel. Nulas las preguntas sobre los feminicidios. Oídos sordos a los primeros lugares de la delincuencia, desempleo, pobreza, analfabetismo. Y Televisa que sigue sangrando a sus clientes, hoy todos los precandidatos son una buena opción hasta quesu cartera diga todo lo contrario…
